Descansan sobre el prado los viejos y oxidados hierros del histórico
puente de la Sota.
¿Pa que los dejaron aquí?
Tal vez, pa que lloremos recordando las veces que pasamos sobre él de una orilla a otra del Nalón ó las veces que nuestros padres pasaban en
bicicleta ó andando
camino de su puesto de trabajo en el Pozu Carrio.