Representa uno de los símbolos arquitectónicos más emblemáticos del casco histórico de
Avilés. Su situación, entre el
Palacio de Ferrera y la
iglesia de
San Nicolás de Bari, ayuda a realzar este original
monumento del siglo XVII. A finales del siglo XVI comienzan las obras destinadas a canalizar la traída de
aguas hacia Avilés, tomando como origen la zona alta, en los alrededores de La
Villa, concretamente en el sitio conocido como Valparaíso.