Basílica de Nuestra Señora del Pilar, ZARAGOZA

La Basílica de Nuestra Señora del Pilar es el edificio más representativo de Zaragoza, el templo barroco más grande de España y uno de los centros de peregrinación más importantes del país. Se considera el primer templo de culto mariano de la Cristiandad y en él se conserva la columna (o pilar) que la Virgen María, la noche del 2 de enero del año 40, entregó al apóstol Santiago cuando éste se encontraba a orillas del río Ebro convirtiendo a los primeros cristianos. Según la tradición, la Virgen en vida vino a Zaragoza a confortar y animar al apóstol en su empresa y al entregarle la columna le pidió que sobre ella levantase una capilla en la que se venerase su imagen.

Se conoce la existencia de varios templos anteriores al actual. Sobre una pequeña capilla dedicada a Santa María la Mayor que databa del siglo VIII se levantó, tras la Reconquista de Zaragoza en 1118, un templo románico que fue arrasado en un incendio. En 1515 se inauguró un nuevo templo gótico-mudéjar que fue sustituido por el templo barroco.

El templo actual es el resultado de un complejo y dilatado proceso constructivo que arranca a finales del siglo XVII y concluye a mediados del siglo XX, configurándose, sin embargo, como un edificio de carácter unitario de grandiosas dimensiones, armónicas proporciones y gran amplitud espacial. Fue diseñado por Felipe Sánchez y modificado por Francisco Herrera el Mozo y Ventura Rodríguez.

Presenta planta rectangular de salón con tres naves de igual altura, siendo más ancha la central, y capillas entre contrafuertes rodeando todo el perímetro del templo. Se plantea de este modo como iglesia de peregrinación para circular por ella sin molestar el culto. Cuenta con diferentes tipos de cubiertas (bóvedas, cúpulas) que se alternan de forma dinámica sobre gruesos pilares de sección cuadrada, salvo los que soportan la gran cúpula central que son poligonales. Los muros se articulan a base de pilastras que enmarcan las embocaduras de las capillas. La decoración interior es obra de Ventura Rodríguez, quien siguiendo tendencias clasicistas, sustituyó los elementos decorativos de estilo barroco que se proyectaron en origen.

Elemento a destacar en el interior del edificio es la Santa Capilla, templete de planta oval diseñado por Ventura Rodríguez, que se sitúa en el segundo tramo de la nave central. Fue construida para albergar el Camarín de la Virgen, donde se ubican la Santa Columna y la imagen de la Virgen y que, según la tradición, es el lugar en el que los depositó María y donde deberán permanecer hasta el final de los tiempos. Sobre los altares de la Santa Capilla, dos grupos escultóricos de José Ramírez de Arellano en mármol de Carrara representan a los siete convertidos con Santiago y la Venida de la Virgen respectivamente. Este conjunto es una exaltación de María a través de los sentidos. En la retórica del barroco es muy importante la persuasión, y nada mejor para ello que la narrativa plástica del milagro en los tres altares. Todo se cubre con una bóveda elíptica calada que deja ver la decoración pictórica de la cúpula pintada por Antonio González Velázquez.

Del interior cabe destacar de igual modo la bóveda del coreto, frente a la Santa Capilla, decorada por un joven Goya y que plasma el tema "La Gloria o Adoración del Nombre de Dios"; la cúpula que representa la "Regina Martyrum", también pintada por Francisco de Goya; las cúpulas decoradas por los hermanos Bayeu, el Retablo Mayor, obra de Damián Forment y el coro de Nicolás de Lobato, Esteban de Obray y Juan de Moreto.

Al exterior, el templo presenta cuatro fachadas construidas en ladrillo y piedra, de gran severidad compositiva, con muros articulados por pilastras y arcos enmarcando las puertas, siendo la fachada principal la que concentra los elementos más relevantes como el relieve realizado en piedra caliza por Pablo Serrano que representa la Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza. El conjunto se completa con las potentes cúpulas cubiertas con tejas vidriadas rematadas con linterna y cupulín y las esbeltas torres de los ángulos que acentúan la monumentalidad del edificio y le confieren un dinamismo de marcado acento ascensional.

La Catedral-Basílica cuenta con un tesoro que encierra un gran número de objetos de orfebrería litúrgica, destacando sobre todo el llamado Joyero de la Virgen, con coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen.

En el templo están enterrados la mayoría de los arzobispos zaragozanos de la Edad Moderna, así como los cuerpos de San Braulio y del general Palafox, entre otros. Como curiosidad hay que citar las dos bombas de la guerra civil, expuestas en uno de los pilares, que cayeron sobre el edificio pero no llegaron a explotar. También cabe destacar la presencia de las banderas de España y de los diferentes países hispanoamericanos, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.