TORRECILLA DE ALCAÑIZ

Habitantes: 471  Altitud: 446 m.  Gentilicio: Torrecillana/o 
Hoy amanece en TORRECILLA DE ALCAÑIZ a las 07:49 y anochece a las 20:21
Nº fotos: 25  Nº mensajes: 31 
Puedes completar o corregir la información publicada >>

Situación:

En la provincia de Teruel, entre los 40 y 41 grados de latitud norte y los 2 y 3 grados de longitud occidental.

Limita al Norte con el término de Alcañiz, al Sur con el de La Codoñera, al Este con Valdealgorfa y al Oeste con Castelserás.

Su extensión aproximada es de 27 kilómetros cuadrados.

Cruza su término municipal el rio Mezquín que descienda desde Belmonte de San José (antes Belmonte de Mezquin), Torrevelilla y la Codoñera hasta desembocar en el Guadalope por su margen derecha a la altura de Castelserás. Sus principales montes son los del Pinar, los de la Ermita y el del Calvario; sus valles: el de Sanchisnar , la Val del Moro , Val del Espeso , Val de la Vallesa , Val del Pinar, Val del Olivar, Val de la fuente del pueblo y la Val de Juel.

Según el ultimo Censo Agrario del año 1999, la superficie agrícola es de 1279 hectáreas, de las cuales corresponden a tierras labradas 1167, a pastos permanentes 112, y superficie regable 48 has. El número total de explotaciones agrícolas es de 89, de las cuales el titular es persona física en 86. Se contabilizaron un total de 5376 cabezas de ganado porcino y 1131 de ovino.

Ayuntamiento:

Edificio ejemplar de la arquitectura civil aragonesa data del siglo XVI y consta de dos planta de cantería con trinquete (o lonja) de dos vanos en la fachada principal y uno en cada una de las laterales, todos ellos rebajados con apoyo de pilastras. Tiene un gran ventanal renacentista enmarcado por columnas de orden clásico y coronado por frontón que se abre en la fachada lateral derecha, el la calle donde nació D. José Pardo Sastrón (identificada por una lápida); en las otras dos fachadas se abren dos huecos en cada una con diversa moldura en la sillería de sus dinteles, enmarcando las de la fachada principal el escudo del pueblo. Corona el edificio una logia de arcos de medio punto y un potente alero doble de madera. Durante años las fachadas laterales permanecieron tapiadas. Albergó la vivienda del alguacil, el calabozo y la central telefónica; en la actualidad acoge la biblioteca municipal además de las dependencias administrativas.

Monumentos:

La Iglesia parroquial dedicada a San Miguel, patrón de la localidad, está situada en un extremo del pueblo, en el límite de un barranco en el que se cultivan pequeños huertos y donde existía un abrevadero de caballerías, una fuente de agua de manantial de la que con botijos y cántaros se surtía la gente para el consumo y el "lavadero" en el que se realizaban las coladas familiares (hoy por desgracia y de forma absurda destruído, al igual que el otro "lavadero" que existía en la llamada "fuente de allá bajo" en el que las mujeres, sin desplazarse de su puesto disponían de una pila para enjabonar y otra para aclarar la ropa); se supone que data del siglo XV, con posterior restauración o ampliación uno o dos siglos más tarde. (Ver "Religiosidad popular en Torrecilla de Alcañiz" de Jose P. Burgues. Instituto de Estudios Turolenses. Teruel 1989). Sus dimensiones interiores son 27,71 metros de largo, 17,70 de ancho y 9,75 de alto. Consta de tres naves y un coro a cinco metros de altura que tenía una sillería de dos filas para sacerdotes y cantores y un órgano del que solo queda una preciosa caja del siglo XVIII; tiene adosada una torre de 38 metros de altura formada por cuatro cuerpos, el primero de piedra y planta cuadrada, los otros tres ochavados en ladrillo. Cuenta con cuatro campanas y ha sido recientemente restaurada en todo su conjunto, recubierta con teja de cerámica y la culmina una veleta adosada a un para rayos; en la actualidad dispone de un sistema de iluminación nocturna, desde el año 1996, que realza su fachada los festivos y fines de semana. Su portada renacentista es sobria, con dos cuerpos, en el superior de los cuales hay una estatua de San Miguel (en los huecos resultantes entre las piedras, durante la misa dominical, dejaban los feligreses sus cigarrilos apagados que volvían a consumir habitualmente durante el sermón). En el lugar que ocupa la casa parroquial adosada, se encontraba antiguamente el cementerio, aunque tambíen se realizaron enterramientos dentro de la iglesia descubiertos durante la restauración.

Durante la guerra del 36 su decoración sufrió múltiples mutilaciones, siendo convertido el templo en un almacén-mercado durante dos años. El mayor impulsor de su restauración fué mosén Camilo Pitarch, cura párroco del pueblo que lo consiguió con la colaboración de numerosas familias para ello (ver referencia anterior).

A escasos dos kilómetros del pueblo sobre un cerro que ocupa el centro geométrico del témino municipal, se encuentra la ermita de Santa Bárbara, a 552 metros sobre el nivel del mar, desde donde se disfruta de una preciosa vista, siendo posible ver la estanca de Alcañiz, Castelseras, parte de Calanda, la sierra de La Tolocha, Torrevelilla, la ermita de Belmonte, La Codoñera y el pinar de Torrecilla. Construída en piedra en el siglo XVI fué ampliada y restaurada en 1903 y nuevamente en 1980. Durante la epidemia de cólera fue utilizada ocasionalmente como lugar de cuarentena para familias que habían sufrido sus consecuencias en alguno de sus miembros. Sobre el tejado existe un címbalo de agudo sonido (llamada "cimbalé") que el ermitaño del pueblo, persona mayor de pocos recursos económicos que recorría las casa de la localidad los domingos recibiendo las donaciones económicas o en especies que permitían su manutención, tañía todos los días laborables al medio día y tres horas después con un sonido que se puede oir en todo el término. Esta ermita ha sido y es lugar de romería el lunes de Pascua, congregando a multitud de vecinos y visitantes que disfrutan y comparten sus comidas, la compañía, la diversión con sus bromas y que acaba con jotas y el juego de "la morra".

Al otro lado del barranco de la Iglesia, sobre un pequeño cerro de 470 metros de altura se encuentra la capilla del Calvario, edificada no se data cuando, que contó con la colaboración de D. José Pardo Sastrón,(ilustre botánico) la cual consistió en el plantado de diversas espacies arbóreas en el cerro. De escasas dimensiones pero rodeada de un bonito entorno de pinar y jardines cuidados, en cuyo interior descansa la imagen a tamaño natural de Cristo yacente, la cual en procesión se devolvía a la Iglesia durante la semana Santa. La senda que asciende en espiral hasta la capilla desde el antiguo lavadero estaba jalonada de losas verticales indicativas de las 14 estaciones cuaresmales que curiosamente (y se podía ver por el anverso) correspondían a lápidas de soldados italianos enterrados en el cementerio local, victimas de nuestra última guerra; actualmente han sido sustituídas por otras convencionales.

De interés arqitectónico regional están catalogados el palacio de los Condes de Arbeloa (actualmente fragmentado en varias viviendas), la casa de La Figuera (fechada en un ángulo de su fachada frontal en 1760) y la de Cabañero.

Fiestas:

La primera de ellas se celebra el 17 de Enero, San Atón, en la víspera de la cual se enciende una hoguera en la plaza de la Iglesia (antiguamente llamada "tronca" y que se repetía los días de San Blas y Santa Agueda).

El 3 de Febrero es festividad de San Blas, que por empalmar con la siguiente, Santa Agueda (5 de Febrero) va seguida de la de "San Blasé", no justificada por ningún santo. La de Santa Agueda es la que corre a cargo de los matrimonios del último año, en la que no hace mucho se ha establecido que "mandan las mujeres" que antiguamente, engalanadas, aportaban el "pan bendito" (bizcocho troceado) que se repartía durante la misa.

Transcurrida la Semana Santa, el lunes de Pascua se celebra con la comida comunal que describimos en el apartado de costumbres y que viene a significar un homenaje a los futuros "reclutas" de aquellos tiempos.

Al comienzo del verano, sin fecha fija, la Agrupación "El Cachirulo Dr. Balaguer" celebra la Semana Cultural, donde se realizan exposiciones varias de manualidades, etc.. y actos culturales con conferencias...

El 29 de Septiembre se celebra la fiesta patronal, la de San Miguel, con múltiples actos lúdicos, charangas, vaquillas, etc...

La última festividad del año (fuera de lo que suponen las navideñas) es la de la Virgen del Rosario, en el primer domingo de Octubre, en la que se colocan altares en las calles, se visten con trajes regionales los que los tienen y se canta la misa baturra, además de repartir nuevamente el "pan bendito".

Costumbres:

La que posiblemente es la más antigua y que se mantiene, es la de la ronda de los "Despertadores", grupo de hombres del pueblo que antes del amanecer recorrian las calles del pueblo cantando en falsete diversas coplas (según el dia) los festivos y domingos, portando un farolillo alrededor del cual formaban corro en puntos previamente determinados (hoy marcados como "coplas de los despertadores"); durante el trayecto de punto a punto se acompañan del tañir de una campanilla. Terminada la primera vuelta, en compañía de la gente que se les une repiten el recorrido cantando el Rosario de la Aurora. A continuación comenzaba la "misa primera" siempre antes de amanecer, lo que permitía a los labradores incorporarse después a sus labores sin pérdida de horas. Por cierto, en el interior de la iglesia, desde siempre, los bancos del lado izquierdo mirando al altar se ocupaban siempre por mujeres, mientras que los derechos lo eran por los hombres. Los niños ocupaban los primeros, excepto si la solemnidad del dia exigía que lo fueran para las autoridades. Costumbre muy frecuente era que cuando el sermón se prolongaba en exceso, empezaban a surgir toses y carraspeos llamativos entre los bancos de la derecha. Existe un libro editado por el Instituto de Estudios Turolenses, "Religiosidad popular en Torrecilla de Alcañiz", escrito por Jose P. Burgués en 1989 con el patrocinio del Ayuntamiento y del que ya hemos hecho referencia en anteriores apartados, que incluye una interesante recopilación de datos históricos, sociales y religiosos sobre el pueblo.

De las ya desaparecidas, una de ellas eran los partidos de pelota mano que se jugaban en la lonja del Ayuntamiento (en ese tiempo con las fachadas laterales tapiadas) a la salida de la Misa Mayor los domingos y festivos. Esos mismos días, los toques de las campanas -tres: media hora, 15 minutos antes y en el momento del inicio- avisando la celebración de la misa se realizaban manualmente por los mozos del pueblo subidos al interior de la torre por la escalera que accede desde el coro que ejecutaban el llamado "bandiado" - es decir, volteo manual de las mismas-.

El juego de la "morra", quizas el mas antiguo que se practica en el pueblo sigue siendo habitual en muchas de las reuniones y es tan simple en su ejecución que tan solo precisa de una mano con cinco dedos, de modo que los dos contrincantes al unísono deben sacar un número de ellos voceando el total que suponen sale entre ambos, suponiendo la palabra "nada" el cero, es decir los dos puños cerrados, o "todas" que significa diez dedos; se puede jugar por parejas y en los últimos años ha sido objeto de campeonatos comarcales. Otro de los juegos habituales era el "guiñote" a parejas con baraja española (que sigue siendo motivo de competición en las Fiestas Mayores), y la "bresca", algo similar que solían jugar y juegan las mujeres en grupo sentadas en corro a las puertas de las casas.

La figura del "Quinto" (joven que iba a entrar en sorteo ese año para cumplir el servicio militar el año siguiente) era fundamental, de modo que su reconocimiento comenzaba a las 0 horas del dia de S. Jose, momento en que los "quintos" viejos que podían estar rondando hasta entonces,rompían la guitarra y la pandereta. Los nuevos estrenaban sus propios instrumentos iniciando su primera ronda (ver referencia Jose P. Burgues). La noche de Pascua, unos y otros adornan lugares con ramas de pino ("enraman"), previo permiso del alcalde, de modo que los quintos viejos adornan la fachada de la iglesia y la puerta del cura, mientras los nuevos lo hacen con la puerta del alcalde y la de algunas mozas, lo que conlleva toda una noche. Al día siguiente, lunes de Pascua engalanaban el carro para subir a la Ermita, subiendo los últimos entre alborozos y griterío al lugar reservado para ellos en la zona mas alta a consumir la comida organizada en común por sus madres, en la que se incluía un pastel llamado "brazo de gitano" que los quintos nuevos regalaban al alcalde y los viejos al cura. De vuelta al pueblo tenían organizado por ellos mismos el baile, antiguamente en la plaza de la Iglesia y desde hace años en el Salon.

Durante un año, los quintos gozaban de privilegios especiales en el pueblo, de modo que antiguamente el que salieran a rondar varias cuadrillas era cosa frecuente, pero si los quintos se detenían a cantar en algún lugar, ninguna otra cuadrilla podía pasar por delante. Hoy los carros engalanados han sido sustituídos por tractores y las cuadrillas se unen a los quintos, cada vez en número mas escaso.

Cuando aparecieron los primeros "autobuses de línea", era costumbre diaria el esperarlos por numerosos mozos del pueblo sentados en la plaza Andrade, en la ventana llamada "la rejeta" de la casa La Figuera para comprobar quién llegaba en los mismos.

En la época de verano, sobre todo en los tiempos de la siega, era común que la gente joven, por supuesto solo varones, su bañara una vez a la semana en la "balsa nueva" o el "pantano", con una expresión muy peculiar que no he vuelto a oir: "el capuzete de Cristo, cojo la ropa y me visto".

Durante las fiestas de San Miguel, se realizaban numerosas competiciones, tales como carreras pedrestes, de sacos, de burros y de mulas, etc... que se premiaban con uno de los pollos que el alguacil portaba atados en la punta de un mástil. Desde hace unos años se instauró la figura de la vaquilla, que era "toreada" en un cerco de carros montado en la plaza de la Iglesia, posteriormente an la "balsa de la calle alta", más tarde detrás de las escuelas y últimamente en la "foya", la cual antiguamente era degollada y consumida con posterioridad en comida comunal, pero que desde hace años se alquila a empresarios ambulantes. Hace ya mucho tiempo que desaparecieron por esas fiestas la figura de los "comediantes", gente ambulante que montaban espectáculos nocturnos en la plaza del Ayuntamiento.

La figura del alguacil era una de las mas conocidas del pueblo, y con su trompetilla plana recorría las calles del mismo pregonando tanto bandos comerciales (venta de pescado de ... en ...) como informaciones del propio Ayuntamiento. Fué sustituída por el tiempo por altavoces instalados inicialmente en la torre de la Iglesia qu con posterioridad de ampliaron a diversos puntos del pueblo.

Otra de las figuras desaparecidas es la del "Guarda", persona encargada de controlar los posibles hurtos en huertos o campos, que recorría diariamente trayectos no premeditados con su banda de cuero y la chapa que lo identificaba.

Las "espigadoras" eran mujeres con pocos recursos familiares que tras la siega recorrían los campos, dia tra dia, recogiendo en un capazo las espigas caidas al suelo tras el paso de las guadañas en la recolecta de la mies, desgranando posteriormente el trigo para llevarlo a moler y disponer de harina para el mayor tiempo posible.

La elaboración del pan se realizaba en el horno del pueblo -con la harina conseguida después de moler el trigo en el molino de Castelserás- donde cada cual aportaba sus hogazas y la tablilla donde se marcaban el número de las mismas con una muesca de navaja, de modo que periódicamente se pudiera conocer el número de cocciones que correspondía pagar; los panes se conservaban envueltos en paños dentro de las artesas, en la que antes se había elaborado la masa. Era muy del agrado de los niños la confección con la pasta de pan de "monchones o monchonetes" (figuras de muñecos de pequeño tamaño) que recibían el mismo tratamiento que los panes. Durante la Semana Santa se elaboraban las deliciosas "monas" de pascua (en Cataluña llamadas "cocas"), tortas de masa de sabor ligeramente dulce que incorporaban en su interior un huevo duro y trozos de chorizo, longaniza y conejo. En las fiestas los dulces caseros de horno mas típicos eran los "almendrados", las "almojábanas", los "rosconetes", los "mostachones", los "rellenos" y los "mantecados" así como las "tortas rápidas".

Hasta la llegada del agua a las fuentes instaladas en el pueblo, en el año 63, diariamente las mujeres desfilaban a última hora del dia a las dos fuentes genuinas, la del barranco y la de abajo con botijos y cántaros para el consumo diario, y periódicamente los hombres se acercaban hasta "el pozo" (situado en la carretera de Alcañiz que recoge agua de lluvia de la cuenca de la Ermita) con burros o mulos portadores de argazos en los que transportaban 4 cántaros para almacenar agua en las tinajas destinadas al efecto en cada casa con las que se cocinaban los alimentos (siempre se ha dicho que para este menester era mejor ese tipo de agua).

Pocas eran las casas en las que no se criaba durante el año uno, dos o más cerdos (dependiendo del número de familiares) con lo que se convertía en un rito la "matacía o matancía", en la que se sacrificaba y se descuartizaba al animal y se elaboraban las morcillas (de arroz o cebolla), los chorizos, longanizas, adobo de lomo o costillas que se conservaban en tinajas cubiertos de aceite para que duraran todo el año, y los jamones que cada cual salaba y curaba a su entender. A los niños se les entregaba la vejiga, que llena de aire servía de globo, y las tabas, huesos de las pezuñas, o "manos", sobrantes de su consumo con canela y azúcar.

Historia:


Turismo:

Cerca del pueblo, en la carretera que le une a la de Morella (conocida como la de "las Ventas de Valdealgorfa") se encuentra un sepulcro de la época del eneolítico (2.500 a 1.700 a. D. C) que es un enterramiento colectivo bajo un abrigo rocoso. En esa misma carretera, unos 500 metros más adelante, se toma un camino que conduce a la "peña Soligué", rocódromo natural enclavado en la zona llamada "el pinar"

El término municipal se encuentra jalonado de múltiples indicadores de pequeños recorridos (PR) que permiten, caminando por sendas llegar a los otros pueblos del entorno, donde a su vez, por otros indicadores podemos conectar nuevamente con PR o grandes recorridos.

No existen en el momento actual alojamientos rurales en servicio.