Beceite es un municipio de la provincia de Teruel, en la comarca de Matarraña, con una extensión de 96,72 km². Está situado en la falda de los puertos de Beceite, la más destacada cadena montañosa del noreste de la provincia turolense, con cumbres que sobrepasan los 1.000 metros, en el corazón de la Reserva Nacional de la Capra Hispánica.
En las estribaciones, diría que incluído en la sierra que separa el Maestrazgo del delta del Ebro, culminada por el monte Caro, se puede asemejar a un Pirineo en reducido. El llamado Parrisal es una auténtica joya de la naturaleza, con la cuenca alta y el nacimiento del rio Matarraña, en la que se puede disfrutar de desfiladeros de no mas de 15 metros de anchura y 50 de profundidad, pozas con abundancia de truchas y cangrejos, pasarelas elevadas de troncos para salvar zonas de dificil paseo...

El acceso se realiza a través de Valderrobles (o Valderrobres).

Su intrincado casco urbano, de origen árabe, inmerso en una rica arquitectura típica de la comarca en la que destaca su Plaza Mayor, donde recaen los portales de la casona del Ayuntamiento y la iglesia de San Bartolomé, obra del s. XVII.

Del 24 al 26 de agosto, en honor a San Bartolomé.

El indicio más antigüo de habitabilidad está plasmado en las pinturas rupestres de un abrigo situado cerca del final de la pista transitable por vehiculos.

La industria papelera fue el supuesto promotor de este pueblo, en el que quedan varias fábricas dedicadas antiguamente a esta actividad, alguna de ellas reconvertidas en hostales o restaurantes en la actualidad.

Personalmente, por casualidad a raiz de la realización de la toma de aguas del pueblo, he vivido la actividad de las minas que existían en el fondo de la pista del Parrisal, he llegado a ver la tala y "despeño" de los troncos de pino por gargantas predeteriminadas y el posterior arrastre por mulos a lo largo del rio Matarraña.

La cabra hispánica es una pobladora nata de esa zona, reserva natural de la misma.

A mitad de camino de la pista que conduce al Parrisal, a mano derecha existen todavía los restos de una torre de defensa de la época de las guerras carlistas, sobre una colina escarpada, por cierto, llena de fósiles.

Una de las zonas más propicia para el turismo, es El Parrizal, deslumbrante paraje que encierra los secretos más bellos y salvajes de la flora y fauna ibéricas, además de angostos desfiladeros entre bosques a los que sólo se accede a través del cauce del río Matarraña.
También el embalse de Pena, el Petró, y la Pesquera son lugares apropiados a donde realizar excursiones.
Sus primeros moradores fueron árabes, aunque existen restos de la época romana.
La población sufrió los ataques del ejército carlista durante 1834, al mando de Cabrera.