Lo que no es
reja es alambre,
y repuntan tus barreras
y te empapelan de anuncios
y te colman de grandezas.
Lo que no es reja es alambre,
más sin su enredadera,
estación amodorrada
toda eres sala de espera.
Rodeada de
montañas
con tus
vías polvorientas,
la
sombra de un viejo
tren
o mejor media docena.
Duermes en tus recuerdos,
en el límite de dos aldeas,
pensando que el futuro
te exima de tú tristeza.