Iglesia de San Pedro y actual plaza del Cristo de Burgos (foto antigua), SEVILLA

La Plaza del Cristo de Burgos era conocida en 1665 por la Plaza de los Descalzos Trinitarios. Toma su nombre del desaparecido convento de los Trinitarios Descalzos ubicado en esta plaza. En 1858 se la denomina Plaza del Príncipe Don Alfonso y con la primera republica, Plaza de Argüelles. En 1938 por su proximidad con la Iglesia de San Pedro recibió el nombre de Ntra. Señora del Pilar hasta que en 1951 se la denomina Plaza del Cristo de Burgos.
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La plaza ha sido restaurada recientemente. Presenta forma rectangular en la se observan tres espacios. En el centro de la plaza se levanta un monumento sobre pedestal de piedra al guitarrista Manuel Serrapí Sánchez, “Niño Ricardo” por iniciativa de la peña que lleva su mismo nombre y del Excmo. Ayuntamiento. En los espacios de los extremos de la plaza se sitúan en forma de L parterres, decorados con cerámicas que alternan el azul y el blanco, cerrados por una verja dando cobijo a cuatro árboles de las lianas. En uno de estos espacios, concretamente el que da a la calle Imagen, se encuentra una zona de juegos infantiles.

La plaza se ilumina por farolas de forja y los bancos, de fundición, quedan distribuidos por toda la plaza. Al resto de la arboleda se le ha realizado alcorque para el regadío.

El espacio que ocupa la plaza es el resultante de la unión de la antigua calle de la Morería (por hallarse allí concentrada la población mudéjar hasta su expulsión en 1502) y la plazuela del Mesón del Rey o plaza de la Vinatería por su cercanía a la zona de los vinateros. Ésta, hacia 1665, empieza a ser conocida por plaza de los Descalzos, de los Trinitarios o de la Trinidad, debido al convento de Trinitarios Descalzos allí existente y hoy desaparecido (queda parte de la Iglesia en una casa junto a la calle precisamente llamada Descalzos).

Con el estanco del tabaco, hacia 1636, se ubicó aquí la primera Fábrica de Tabacos de España hasta que en 1758 se trasladó al edificio que hoy es Universidad. Posteriormente sería utilizada como cuartel hasta que su derribo, en 1840, propició la apertura de la plaza denominándose plaza o paseo de los Descalzos -en recuerdo del convento- hasta que, en 1858, con motivo del nacimiento del que luego sería Alfonso XII, recibe el de Príncipe Don Alfonso. Con la primera República pasaría a llamarse de Argüelles (en recuerdo de Agustín Argüelles, que jugó un importante papel en el Trienio Constitucional). En 1938 pasó a llamarse Plaza de la Virgen del Pilar, imagen venerada en la vecina Iglesia de San Pedro. En 1951 recibe el nombre actual en honor de la imagen del Cristo que igualmente recibe culto en la citada Iglesia.

La fisonomía actual que presenta responde, en gran medida al proyecto que en 1865 realizara el entonces arquitecto municipal Balbino Marrón. Después ha visto rectificadas las alineaciones de su perímetro en numerosas ocasiones, la última en 1958 en la esquina de la calle Imagen –propiamente en la Plaza de San Pedro- con motivo del ensanche de ésta. En uno de su lados se encuentra el controvertido edificio del Colegio Oficial de Arquitectos. Su lado norte lo cierra la Iglesia de San Pedro precedida por la plaza de su nombre.

El gran salón rectangular de la plaza que constituye la verdadera zona de estancia y paseo se encuentra ligeramente elevado sobre la acera que hoy lo rodea perimetralmente, rasgo éste propio de toda una serie de grandes plazas sevillanas surgidas a resultas de reformas urbanas en el siglo XIX. Pueden distinguirse tres zonas a modo de pequeñas glorietas cuadradas dispuestas a modo de ensanchamientos en el paseo que longitudinalmente de Norte a Sur la recorre: una en cada extremo y otra en el centro. Pequeños peldañeados las separan del resto y se adornan con bancos (aislados y no integrados en los bordes de los arriates como era tradicional, siendo hoy de fundición moderna, frente a los antiguos de fábrica) y solerías donde la cerámica y la cerrajería ayudan a delimitar los parterres que en cuidada y simple geometría sirven de base a una poderosa techumbre arbórea. Hoy ha perdido el bonito conjunto de pérgolas que profusamente revestidas de trepadoras adornaba su zona central hasta los años setenta.

Su principal atractivo vegetal lo constituyen cuatro grandes árboles de las lianas (Ficus macrophylla) con vistosas raíces aéreas, traídos del Parque de María Luisa y plantados hacia 1925 y que marcan las esquinas de la plaza. También los encontraremos en otras plazas del centro de la ciudad de similares características a ésta (por ejemplo: la plaza del Museo).

El resto de la vegetación está constituida por plátanos de sombra (Platanus xhybrida), palmeras (Phoenix canariensis), naranjos (Citrus aurantium) y grupos arbustivos distribuidos por los arriates de celosas (Duranta repens), jazmines (Jazminum mesnyi), celindas (Plumbago auriculata) y senecios (Senecio petasites) entre otros. En lo que es propiamente la Plaza de San Pedro, llama la atención el pequeño islote triangular que, para canalizar el tráfico, se halla constituido por un macizo de pitosporo (Pitosporum tobira) que lo rellena en su totalidad a modo de potente zócalo vegetal.