En vez de tanto ladrillo, se debería fomentar mas la agricultura en nuestro pueblo que es donde se encuentra sus verdaderas raices. Los agricultores ya no soñamos con una buena cosecha o con lluvias abundantes que mejoren nuestros cultivos, desde un tiempo hasta aquí soñamos con que una mano buena se acuerde de nuestra finca, y cambie el verde del trigo o del olivo por el gris del hormígón.