Hablando de chupópteros, os voy a contar una noticia que, no sé hasta qué punto será verdad.
El que me la ha contado, es muy embustero ¿en? y además, estaba borracho en ese momento, lo que me hace poner en duda la veracidad o no de esta historia pues, de todos es sabido que, los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad.
Bueno, comienza así:
Uno del ayto, (que no voy desvelar su nombre) subió una noche hasta la azotea del Consistorio y, como hacía una noche tan buena, decidió darse una vuelta por el pueblo. De modo que, desplegó alas y, se dejó caer calle abajo hacia el arroyo, subiendo después hasta el cerro del camello, el cortijo la Alcubilla, la Joya, los Nogales, volviendo después por el Conde, por el Restaurante y, como le había entrado tanta hambre, se dijo para sí "ahora me voy a llegar al botellón y me voy a poner las botas".
De modo que, con mucha cautela, se metió en medio la gente, dando mordisquitos por aquí, mordisquitos por allá, a este, a la otra, al que estaba tirao en el suelo, al que se subía por las paredes, al que… y, ya se sabe, a esas horas de la madrugá, la sangre ya no es tan sangre, ya lleva más alcohol y mierdas que otra cosa, de modo que, el pobre vampiro cogió tal colocón que, pegaíto a la pared, se fue andando hasta la gasolinera y, cuando logró subirse en la jaula de las bombonas, se tiró de cabeza hacia el arroyo, para coger vuelo y velocidad. A trancas y barrancas, logró salir de aquel hoyo y, sobrevolando de nuevo sobre el botellón, fue a caer de cabeza en la huerta del Convento, con el culo en pompa. Andaba por allí regando uno (también me reservo el nombre) que, casualmente, lo conocía de... otros tiempos y, cogiéndolo por atrás, comenzó a... (ya sabéis, ¿no?) y el otro decía, con la cabeza volteada: "Noooooooooo, la estaca ahí nooooooooooo" y, señalándose con el dedo al pecho decía: "aquí, la estaca aquííííííííííííí". Jajajajajajaj
Bueno, me voy que estoy enmallaíto y, no de sangre precisamente aunque, si pillara una fuente de sangre frita ahora mismo, rebañaba hasta los glóbulos.
Volveré.
El que me la ha contado, es muy embustero ¿en? y además, estaba borracho en ese momento, lo que me hace poner en duda la veracidad o no de esta historia pues, de todos es sabido que, los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad.
Bueno, comienza así:
Uno del ayto, (que no voy desvelar su nombre) subió una noche hasta la azotea del Consistorio y, como hacía una noche tan buena, decidió darse una vuelta por el pueblo. De modo que, desplegó alas y, se dejó caer calle abajo hacia el arroyo, subiendo después hasta el cerro del camello, el cortijo la Alcubilla, la Joya, los Nogales, volviendo después por el Conde, por el Restaurante y, como le había entrado tanta hambre, se dijo para sí "ahora me voy a llegar al botellón y me voy a poner las botas".
De modo que, con mucha cautela, se metió en medio la gente, dando mordisquitos por aquí, mordisquitos por allá, a este, a la otra, al que estaba tirao en el suelo, al que se subía por las paredes, al que… y, ya se sabe, a esas horas de la madrugá, la sangre ya no es tan sangre, ya lleva más alcohol y mierdas que otra cosa, de modo que, el pobre vampiro cogió tal colocón que, pegaíto a la pared, se fue andando hasta la gasolinera y, cuando logró subirse en la jaula de las bombonas, se tiró de cabeza hacia el arroyo, para coger vuelo y velocidad. A trancas y barrancas, logró salir de aquel hoyo y, sobrevolando de nuevo sobre el botellón, fue a caer de cabeza en la huerta del Convento, con el culo en pompa. Andaba por allí regando uno (también me reservo el nombre) que, casualmente, lo conocía de... otros tiempos y, cogiéndolo por atrás, comenzó a... (ya sabéis, ¿no?) y el otro decía, con la cabeza volteada: "Noooooooooo, la estaca ahí nooooooooooo" y, señalándose con el dedo al pecho decía: "aquí, la estaca aquííííííííííííí". Jajajajajajaj
Bueno, me voy que estoy enmallaíto y, no de sangre precisamente aunque, si pillara una fuente de sangre frita ahora mismo, rebañaba hasta los glóbulos.
Volveré.
