Pues mira por donde, J. De F. Hoy precisamente estuve el la Venta Pazos, a eso de las 14 horas, ya te dije que volvía de Huelva, aparqué al salir a la derecha junto a la puerta de la terraza, tomé una botella de agua en el mostrador y seguí por la carretera vieja para Sevilla, entré por allí precisamente para evitar atascos en la autovía.
Emigrao, ¡hombre! ya no te recuerdas del romance y persecución que fuí victima por parte de la Alosnera, fué un acoso en toda regla, ¿como se me va a olvidar esa pasión desatada? ¿recuerdas aquello de las piedras, las que pisas? siento celos yo, ellas las acarician tus pies, y la calle donde vivo, y todo eso.
Sí Fermina, podía ser de Alosno, claro que podía y puedo ser, pero de momento no lo soy, ya he dicho muchas veces, que mi fantasía es grande, pienso y me meto en los personajes, pero claro que conozco la idiosincrasia alosnera, y esas tardes de Julio, Agosto, cuando empieza el vientecillo a refrecar, las vecinas y vecinos sentados, charlando animadamente, y algunos que retornan del campo, con su burrillo y el serón con tómates, o pimientos y aprovechan paran cinco minutos y echan el cigarillo, para despues arrear el borrico, dar la buenas tardes y marcharse, lo chiquillos, jugando a la pelota o cualquier otra actividád, que siempre sirve para desahogo de los mayores, riñendole por considerar estan perturbando su paz y sosiego, y abortando la infantil algarabia de lo chiquillos despidiendo las largas tardes de verano.
A la mañana siguiente, cuando empieza a rallar la aurora, ya los cascos de las bestias, retumbando sobre el empedrado, te sirven de felíz despertador, cuando los górriones, empiezan a desentumecerse, con sus alegres y continuos cantos aposado en el borde del tejado, en el canalón, o en los eucaplistos más proximos, esperando aparezca el sol con todo su explendor y luz, para ir al rastrojo, ese que está allí frente a la Iglesia de San Juan, al que tambien despertaran, con su canto mañanero, ese que al cura le parecerá el Rosario de la Aurora.
Un beso a las Sras. Y abrazos para los Sres.
El Poeta.
Emigrao, ¡hombre! ya no te recuerdas del romance y persecución que fuí victima por parte de la Alosnera, fué un acoso en toda regla, ¿como se me va a olvidar esa pasión desatada? ¿recuerdas aquello de las piedras, las que pisas? siento celos yo, ellas las acarician tus pies, y la calle donde vivo, y todo eso.
Sí Fermina, podía ser de Alosno, claro que podía y puedo ser, pero de momento no lo soy, ya he dicho muchas veces, que mi fantasía es grande, pienso y me meto en los personajes, pero claro que conozco la idiosincrasia alosnera, y esas tardes de Julio, Agosto, cuando empieza el vientecillo a refrecar, las vecinas y vecinos sentados, charlando animadamente, y algunos que retornan del campo, con su burrillo y el serón con tómates, o pimientos y aprovechan paran cinco minutos y echan el cigarillo, para despues arrear el borrico, dar la buenas tardes y marcharse, lo chiquillos, jugando a la pelota o cualquier otra actividád, que siempre sirve para desahogo de los mayores, riñendole por considerar estan perturbando su paz y sosiego, y abortando la infantil algarabia de lo chiquillos despidiendo las largas tardes de verano.
A la mañana siguiente, cuando empieza a rallar la aurora, ya los cascos de las bestias, retumbando sobre el empedrado, te sirven de felíz despertador, cuando los górriones, empiezan a desentumecerse, con sus alegres y continuos cantos aposado en el borde del tejado, en el canalón, o en los eucaplistos más proximos, esperando aparezca el sol con todo su explendor y luz, para ir al rastrojo, ese que está allí frente a la Iglesia de San Juan, al que tambien despertaran, con su canto mañanero, ese que al cura le parecerá el Rosario de la Aurora.
Un beso a las Sras. Y abrazos para los Sres.
El Poeta.