Compramos energía a futuro

TORRE DEL MAR: ¡Ay! que miestras respire no estaré muerto, y como...

¡Ay! que miestras respire no estaré muerto, y como estoy repirando, tomarlo como prosa, como verso, miestras respire seguiré amando.

ROSALINA
¡Cuanto me ha pesado después haber consentido que rompiera aquellas cartas! De ellas quedan en mí frases imborrrables que yo entoces, que era un niño, no comprendía, pero ahora cobran un sentido profundo, lleno de pasión y de voluptuosidad. Hay una que me persigue obsesionante y forma como un remordimiento: "Tú no puedes figurarte cómo quiere una criolla" Rosalina tenía entoces veintidós años y yo solamente catorce. Nos enamoramos sin saber cómo, locamente; ella era hija de un poeta puertorriqueño que había venido a Sevilla con no sé qué comisión literaria cerca del Archivo de Indias. Entoces yo pintaba flamencas y campos de sol, como mi maestro, y no tenía la menor sospecha de mi porvenir poético. En una ocasión en que le puse a Rosalina unos versos copiados en su abanico, ella me copió una poesía de su padre.-"Mi camposanto"-como si fuera una joya.
Tuvieron que tornar a su país y yo me quedé solo-¡solo como nunca! en aquel verano de Sevilla, lleno de una molicie que yo entoces apenas empezaba a entrever, por las noches paseaba lentamente por las plazas, penetrada el alma del olor del azahar, mirando, cargado de una nostalgia sin sentido, a la luna, grande y redonda, que rielaba sobre el Guadalquivir. Y un buque negro, inmenso, surcaban mi ensueño, por los mares eternos, con una mujer pálida y opulenta en la cubierta.

Emigrao, Fermina, Topos.
Saludos. El Poeta.