HISTORIA DE LOS
BARRIOS DE
MÁLAGA. Colonia de
Santa Inés.
Esta bonita barriada ya no es ni por asomo lo que un día fue, ahora se encuentra rodeada de
edificios, y sus bonitas
casas apenas pueden verse si no vas a pasear por sus
calles.
La Colonia Santa Inés es un
barrio situado en el distrito Teatinos-Universidad, de Málaga,. Según la delimitación oficial del
ayuntamiento, limita al norte con el barrio de Los
Molinos; al este, con Quinta Alegre; al sur, con Hacienda Roldán y Ciudad Santa Inés; y al oeste, con El Tejar.
Se trata de un conjunto residencial diseñado en los años 1920 para albergar a los obreros de una
fábrica integrada en el conjunto, a la que se accede a través de una
portada de estilo regionalista decorada con azulejería. El conjunto fue concebido como una unidad autónoma según los principios del urbanismo ilustrado iniciado por Étienne-Louis Boullée, integrando los aspectos laborales, residenciales y sociales de la vida del obrero, e inspirado por algunos elementos de la Ciudad
Jardín. Además de viviendas y fábrica, contenía una
parroquia y una
biblioteca.
Situada inicialmente en el extrarradio, en la actualidad su entorno está urbanizado e integrado en la ciudad. De la fábrica, llamada Fábrica de Ladrillos
Cerámica Santa Inés, sólo se conservan el
arco de la entrada y una
chimenea situada en
calle Juana de Castro, en el vecino barrio de El Tejar. La cantera de arcilla, situada en las proximidades, ha sido convertida en el
Parque de la
Laguna de la Barrera.
La fábrica fue fundada en torno a 1879 por José María de Uribe y Tamarit, presidente de la Diputación de Málaga y procedente de Antequera, y su esposa, Inés Disdier Escobedo, cubana que dio nombre a la colonia. En sus instalaciones se producían ladrillos, zócalos, jarrones, tejas y
mosaicos, cuya fabricación daba trabajo a una numerosa plantilla de obreros procedentes de
pueblos de la provincia y de China.
En sus orígenes la fábrica empleaba sólo a unos veinte trabajadores, pero hacia 1890, cuando fue adquirida por el industrial Viana de Cárdenas, ya estaba completamente mecanizada y disponía de veinticuatro
hornos de última generación y dos máquinas de vapor, llegando a producir 20.000 ladrillos al día con una plantilla de 170 obreros. Modesto Escobar Acosta compró la fábrica en los años 1920 y aumentó la producción y la diversificó introduciendo la fabricación de losetas,
escaleras, objetos de decoración y mármoles, utilizando un aserradero situado en Coín. Durante estos años se fabricaron numerosos ladrillos y materiales cerámicos para la ornamentación de los edificios de la
Exposición Iberoamericana de 1929 en
Sevilla.
La fábrica estuvo operativa hasta los años 1990, cuando comenzó a ser desmantelada.
Se puede ver en la barriada sus antiguas casas hechas todas de ladrillo, la biblioteca hecha de ladrillo y cubierta por tejas vidriadas, su antigua
Iglesia también de ladrillo, el arco de entrada a la fabrica, un gran deposito de
aguas asimismo de ladrillo visto y una chimenea en calle Juana de Castro, asimismo en la entrada procedente de Málaga nos encontramos con un arco pequeño al parecer de reciente construcción donde se puede ver un
mosaico de Santa Inés.
foto tomada por jose ramon.