MISCELANEAS MALAGUEÑAS.
Horno de Alfarero.
SITUACIÓN.................
Calle Parras.
Esta zona era conocida como el Arrabal de Fontanalla que estaba a las afueras de la
Muralla que rodeaba
Málaga, y en ella se producía la
cerámica dorada que hoy encontramos en
monumentos por todo el mundo, desde
Italia hasta El Cairo.
Las crónicas de la época -entre ellas la del geógrafo ceutí Al Idrisi- hacen referencia a dos arrabales, uno al norte, llamado de Fontanella, donde se asentaban los alfareros, y otro al oeste, en lo que hoy son los
barrios de Trinidad y Perchel, llamado de Attabanin, de los comerciantes.
El urbanismo de esta zona extramuros en época
medieval tiene acreditado su origen en el Siglo XII en
fuentes documentales y arqueológicas, como
fruto de la expansión provocada por el crecimiento demográfico y el impulso económico. Esta zona será conocida como Arrabal de Fontanalla. Descripciones musulmanas hablan de Málaga como una ciudad con dos arrabales, uno el de los Mercaderes de la Paja y otro el de Fontanalla. Los Repartimientos describen el arrabal de Fontanalla como un
barrio complejo formado a su vez por pequeños arrabales, como el “arrabal cercado de la
Puerta de
Granada” o el “arrabal cercado de la Puerta de Antequera”, así como zonas intermedias junto a estos, considerando que pudieran poseer sus propias defensas, sin que esto niegue la existencia de un recinto mayor. En la IAU de C/
Gigantes, 12 se localizó un tramo de estructura muraria de una anchura de 1.20 m. Se situaría a 5.8 m. s. n. m., es decir, 1.6 m de profundidad con respecto el actual, sin que se pueda afirmar en la actualidad si se trata de la cerca del arrabal o de uno de esos espacios diferenciados de su interior. Hernando el Pulgar describe el arrabal diciendo que se trataba de un recinto murado de gran longitud con muchas
torres donde los musulmanes guardaban el
ganado y se defendían de continuos ataques. Posiblemente contase con otras dos
puertas, la llamada “del Alcohol” que la conectaría con el
Cementerio de Yabal Faruh, muy cercana a la de Fontanalla, diferenciándose nítidamente una de la otra, y otra en Postigo de Juan Boyero que seguiría el
Camino de
Casabermeja. Este arrabal se conservaría con parte de su cerca hasta finales del Siglo XVIII, según la visión de Francis Carter, referencia usada por el historiador malagueño Emilio de la Cerda para componer el arrabal en su plano de la Málaga musulmana o según la toponimia de algunas
calles en el sector del Molinillo como el de la calle denominada Postigo de Juan Boyero. Gracias a estos planos se conoce casi con exactitud el trazado de la cerca partiendo de C/ Frailes, continuaba por C/ Refino y C/ Postigos, doblando por
Cruz del Molinillo hacia la Goleta. Es posible que desde el último tercio del Siglo XII este arrabal ya se encontrase cercado, datos que se obtiene de la documentación de un enterramiento donde situado “ en el cementerio de la Puerta de Fontanalla, fuera de la Puerta del Alcohol en la Ladera de Gibralfaro”.
De los cronistas musulmanes y cristianos se deduce que la población que habitaba en dicho arrabal, más abundante que la del arrabal de Attabanim, gozarían de todos los servicios propios de la ciudad, centros de culto, baños,
escuelas, sectores relacionados con las actividades industriales, sobretodo la alfarera (de la que queda constancia en la toponimia de la C/ Ollerías) y una zona de
Huertas, sin olvidar la albacara donde guardaban el ganado. Sin duda la actividad más importante en el arrabal era la alfarería, industria que tenía sus antecedentes en época
romana y que tiene un gran auge en época almohade hasta el periodo nazarí, continuando hasta época moderna. Durante la época romana las alfarerías se concentrarían en la zona la actual C/ Ollerías y C/ Carreterías. Esta zona se extiende en época islámica hacia el Norte y Oeste en una zona comprendida entre las C/ Ollerías al Este, Cruz del Molinillo al Norte, Dos Aceras al oeste. En época moderna se ve desplazada hacia el Norte, por petición del
Convento de
San Francisco, localizándose
hornos hasta la C/ Postigos. La existencia de una excelente materia prima y abundante
agua condiciona la dedicación de estos lugares a la alfarería, por ello esta producción continua tras la conquista cristiana hasta la segunda mitad del Siglo XIX. Gerencia de Urbanismo de Málaga.