TORREDONJIMENO: Erase un chicuelo astuto que salió un día de casa dispuesto...

Erase un chicuelo astuto que salió un día de casa dispuesto a vender a buen precio un asno astroso. Con las tijeras le hizo caprichosos dibujos en ancas y cabeza y luego le cubrió con una albarda recamada de oro. Dorados cascabeles pendían de los adornos, poniendo música a su paso.
Viendo pasar el animal tan ricamente enjaezado, el alfarero llamó a su dueño:
-Qué quieres por tu asno muchacho?
-iAh, señor, no está en venta! Es como de la familia y no podría separarme de él, aunque siento disgustaros...
Tan buena maña se dio el chicuelo, que consiguió el alto precio que se había propuesto. Soltó el borrico, tomó el dinero y puso tierra por medio.
La gente del pueblo se fue arremolinando en torno al elegante asnito.
¡Que elegancia! ¡Qué lujo! -decían las mujeres.
-El caso es... -opuso tímidamente el panadero-, que lo importante no es el traje, sino lo que


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