Ya está claro. El mercadillo no se va a cambiar de sitio porque sólo hay una persona que así lo pide y el resto, salvo otra que se lo quiere llevar a su casa y tampoco se lo vamos a dar, no se ha pronunciado en ese favor. Por lo tanto y atendiendo a la más elemental democracia el mercadillo se queda en su sitio. Y no se hable más.
Uno del mercadillo.
Uno del mercadillo.