Hola "librera mia". Cuando me acerco a tí, los últimos pasos los doy midiendo la profundidad de la punzada que se va clavando en mi pecho y, cuando te veo, se me seca la boca; hasta la lengua pugna por rebañar salibas inexistentes que me permitan tragar algo que no sean las palpitaciones de mi corazón, sórdidas como golpes de un tambor demasiado ruidoso.
Como deseo que, pasemos juntos las horas del día, juntos en el refugio de la pasión y no necesitariamos palabras para fundirnos en un primer beso y repetirlo hasta que nuestros cuerpos acabaran bañados por la sudor de la pasión y el deseo.
Da igual que en la calle se derritan las piedras e incluso que hielen puñales. Quiero que el silencio envuelva nuestro mundo, en el que solo se oiga el oleaje de nuestra respiración en un mar inquieto, hasta que vaya calmandose y convirtiendose en aguas de laguna mecidas por la brisa.
Permanecer así, abrazados y en el silencio, en la penumbra de tu habitación, herida quizás por una luz pálida de luna crecida. Contemplar desde la cama un cielo limpio, abigarrado de estrellas, como si su resplandor quisiera sumarse a la tenuidad de la habitación.
Hasta mañana "librera mia".
Como deseo que, pasemos juntos las horas del día, juntos en el refugio de la pasión y no necesitariamos palabras para fundirnos en un primer beso y repetirlo hasta que nuestros cuerpos acabaran bañados por la sudor de la pasión y el deseo.
Da igual que en la calle se derritan las piedras e incluso que hielen puñales. Quiero que el silencio envuelva nuestro mundo, en el que solo se oiga el oleaje de nuestra respiración en un mar inquieto, hasta que vaya calmandose y convirtiendose en aguas de laguna mecidas por la brisa.
Permanecer así, abrazados y en el silencio, en la penumbra de tu habitación, herida quizás por una luz pálida de luna crecida. Contemplar desde la cama un cielo limpio, abigarrado de estrellas, como si su resplandor quisiera sumarse a la tenuidad de la habitación.
Hasta mañana "librera mia".