Recuerdo tiempos en los que en La Capellania se vivia al ritmo de la
naturaleza. Recuerdo los
veranos en los que corriamos por la aldea con el despreocupado consentimiento de nuestra madre que sabía que excepto algún aterrizaje forzoso poco nos podia ocurrir y sobre todo recuerdo la
fuente donde por amor a la limpieza unos y para refrescar la gola otros, todo el mundo se reunía.
Todo a cambiado mucho desde entonces, unas cosas para bien y otras para mal, por ejemplo, esas
barbacoas no existian,
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