La duquesa de Alba posee 34.000 hectáreas en toda Andalucía, entre ellas 16 fincas en Córdoba y seis en la provincia de Sevilla, por las que recibe cerca de dos millones de euros en concepto de subvenciones europea
Cómo se puede recibir un premio por ser rico, después de haber explotado a tus abuelos y padres”, se preguntó Cañamero, para el que esta distinción “es más grave de lo que parece, sobre todo un nombramiento que procede de un gobierno socialista”. Para Cañamero, “personas como la duquesa de Alba son los culpables del atraso de Andalucía, porque no invirtieron nada en su tierra”.
La gente honrada de este pueblo se pregunta: ¿acaso es una gran científica? ¿o médico ilustre? ¿o escritora de prestigio? ¿ha inventado algo? No, Cayetana Fitz-James Stuart no ha hecho nada de provecho para Andalucía y la humanidad. Su única ocupación ha sido aprovecharse de su posición para ganar más dinero y seguir viviendo del cuento.
Lo que ha hecho Chaves es una auténtica afrenta a la razón, una ignominia que atenta contra el alma de Andalucía, la clase jornalera. Premiar a una propietaria de 34.000 has. De tierra, que recibe dos millones de euros de subvenciones cada año y que incumple los convenios en una nación, Andalucía, con un millón de pobres y medio millón de parados no sólo es un acto de profunda injusticia, constituye un atentado a la inteligencia.
Como dice Pepe Suero en su discurso: "la acumulación de fortunas y la relevancia social se realizan a costa del sufrimiento, expolio y humillación de los más humildes". Andalucía no puede olvidar que la Casa de Alba fue una de las familias nobles que se repartieron las tierras de Andalucía con la conquista castellana, expulsando a sangre y fuego a los campesinos andalusíes y dando nacimiento a la estructura latifundista que hoy seguimos sufriendo y que es fuente de pobreza y subdesarrollo.
Vivimos una especie de mundo al revés. Este es el producto del régimen clientelar de Chaves y de sus socios-listos. En vez de premiar el estudio, el trabajo, la paz y la solidaridad, se identifica "la identidad andaluza con las clases y actitudes que representan lo mas superfluo, inmoral e insolidario de la sociedad".
Cómo se puede recibir un premio por ser rico, después de haber explotado a tus abuelos y padres”, se preguntó Cañamero, para el que esta distinción “es más grave de lo que parece, sobre todo un nombramiento que procede de un gobierno socialista”. Para Cañamero, “personas como la duquesa de Alba son los culpables del atraso de Andalucía, porque no invirtieron nada en su tierra”.
La gente honrada de este pueblo se pregunta: ¿acaso es una gran científica? ¿o médico ilustre? ¿o escritora de prestigio? ¿ha inventado algo? No, Cayetana Fitz-James Stuart no ha hecho nada de provecho para Andalucía y la humanidad. Su única ocupación ha sido aprovecharse de su posición para ganar más dinero y seguir viviendo del cuento.
Lo que ha hecho Chaves es una auténtica afrenta a la razón, una ignominia que atenta contra el alma de Andalucía, la clase jornalera. Premiar a una propietaria de 34.000 has. De tierra, que recibe dos millones de euros de subvenciones cada año y que incumple los convenios en una nación, Andalucía, con un millón de pobres y medio millón de parados no sólo es un acto de profunda injusticia, constituye un atentado a la inteligencia.
Como dice Pepe Suero en su discurso: "la acumulación de fortunas y la relevancia social se realizan a costa del sufrimiento, expolio y humillación de los más humildes". Andalucía no puede olvidar que la Casa de Alba fue una de las familias nobles que se repartieron las tierras de Andalucía con la conquista castellana, expulsando a sangre y fuego a los campesinos andalusíes y dando nacimiento a la estructura latifundista que hoy seguimos sufriendo y que es fuente de pobreza y subdesarrollo.
Vivimos una especie de mundo al revés. Este es el producto del régimen clientelar de Chaves y de sus socios-listos. En vez de premiar el estudio, el trabajo, la paz y la solidaridad, se identifica "la identidad andaluza con las clases y actitudes que representan lo mas superfluo, inmoral e insolidario de la sociedad".