En una corrida de
toros, un acomodador indica su sitio a un niño que luce un sombrero de ala ancha y un soberbio abano.
¿Y tu padre? le pregunta el empleado.
-Está loco.
-Pobre...¿en una clínica?
-¡No! en mi
casa buscando la entrada, el sombrero y el puro.
TRUENO.