El antíguo costurero era un salón que puso un cura que vivió muchos años en Zalamea para dar trabajo a las jovencitas. Consiguió varias máquinas y allí hacían sus trabajos de costura y punto. El cura se llamaba don Andrés (a otro que me cuesta quitarle el don), el cual tiene su monumento en el cementerio adonde descansa, y una historia larga que alguien contará alguna vez en este pueblo. jomugar.