No siempre se debe hacer lo que uno piensa que es conveniente, sino aquello que es correcto y bueno para todo el mundo. Separar los triduos va en el camino de la división. ¡Como hay tantas cosas que nos unan, la única que había se la elimina de un plumazo! ¿Te parece correcto? A mí no.
Lo de que el odio lo fomenta el odiado es como decir que los fusilados en la Guerra Civil fueron los culpables de su propio fusilamiento. El odio lo fomenta el corazón que odia. Y es algo real.
Como dijo don Antonio Machado:
"La envidia de la virtud
Hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el odio
es lo que se estila más".
Mira, los arribeños no odiamos. Ya se sabe en el pueblo cómo somos. Nuestro defecto es el orgullo y lo creido que nos lo tenemos.
Vamos a celebrar nuestras fiestas, este año en junio, espero que no llueva, sobrados de alegría, como siempre; pero, por qué negarlo, con la tristeza y la sombra de que nuestros hermanos y amigos de abajo nos han dado un poquito más la espalda. No me gusta.
El momento de la fiesta de Arriba que más aprecio es cuando mi cruz se mece frente a la tuya en la mañana abierta de sol. Una frente a la otra.
Aquí se va, por lo que se ve, camino de lo que es La Palma en la que sus cruces ni siquiera se visitan. Así era aquí antes, pero buenos sacerdotes que tuvimos y buenas juntas de gobierno de las dos hermandades hicieron posible, hace ya muchos años, que nuestras cruces se miraran cara a cara. Ahora, por lo que se ve, se está desandando el camino. Yo, Arriba, voy a luchar porque así no ocurra. Lucha tú, Abajo, por lo mismo.
Lo de que el odio lo fomenta el odiado es como decir que los fusilados en la Guerra Civil fueron los culpables de su propio fusilamiento. El odio lo fomenta el corazón que odia. Y es algo real.
Como dijo don Antonio Machado:
"La envidia de la virtud
Hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el odio
es lo que se estila más".
Mira, los arribeños no odiamos. Ya se sabe en el pueblo cómo somos. Nuestro defecto es el orgullo y lo creido que nos lo tenemos.
Vamos a celebrar nuestras fiestas, este año en junio, espero que no llueva, sobrados de alegría, como siempre; pero, por qué negarlo, con la tristeza y la sombra de que nuestros hermanos y amigos de abajo nos han dado un poquito más la espalda. No me gusta.
El momento de la fiesta de Arriba que más aprecio es cuando mi cruz se mece frente a la tuya en la mañana abierta de sol. Una frente a la otra.
Aquí se va, por lo que se ve, camino de lo que es La Palma en la que sus cruces ni siquiera se visitan. Así era aquí antes, pero buenos sacerdotes que tuvimos y buenas juntas de gobierno de las dos hermandades hicieron posible, hace ya muchos años, que nuestras cruces se miraran cara a cara. Ahora, por lo que se ve, se está desandando el camino. Yo, Arriba, voy a luchar porque así no ocurra. Lucha tú, Abajo, por lo mismo.