Las fiestas mayores de Villarrasa son sus cruces. Nacen del pueblo y el pueblo las paga y las prepara. Ninguna institución aporta nada. Cuando alguna institución, incluida la Iglesia, ha querido inmiscuirse demasiado en ellas los villarraseros lo hemos rechazado de plano. Son nuestras y no estamos dispuestos a que nadie se las apropie. En ellas conviven en armonía las distintas edades, sexos e ideologías.
Sus actos son diversos y complacen a todos. El pueblo las vive intensamente, así como sus vísperas y sus octavas.
El carnaval desgraciadamente se perdió durante los decenios de la última dictadura. Hay varias generaciones para las que no significa nada. Además, hay que tener un determinado carácter para asumirlo.
Incluso la feria, en una época en que las comunicaciones personales son continuas, en la que se disfruta a menudo del placer de comer con amigos, del contacto personal frecuente, ha perdido parte de su sentido.
Claro que las opiniones y sentimientos personales, son respetables e intransferibles. Cada persona es un universo en sí que debe valorarse.
Sus actos son diversos y complacen a todos. El pueblo las vive intensamente, así como sus vísperas y sus octavas.
El carnaval desgraciadamente se perdió durante los decenios de la última dictadura. Hay varias generaciones para las que no significa nada. Además, hay que tener un determinado carácter para asumirlo.
Incluso la feria, en una época en que las comunicaciones personales son continuas, en la que se disfruta a menudo del placer de comer con amigos, del contacto personal frecuente, ha perdido parte de su sentido.
Claro que las opiniones y sentimientos personales, son respetables e intransferibles. Cada persona es un universo en sí que debe valorarse.