Recuerdo una mañana clara,
Que de mi pueblo marché,
Atrás dejé mis recuerdos,
Mi Virgen de Piedras Albas,
Y a San Matias tambien.
Pero nunca nada de ello olvidé,
Las dehesas de encinares,
Sus bellos amaneceres,
Mañanas de nieblas bajas,
Y soleados atardeceres,
La flor blanca de la jara,
Blanca como mis quereles,
Querer a mi patrona, mis recuerdos
Y los amaneceres, San Matias mi patrón y
Esa luna andévaleña, daba luz, sombras,
Y bellos atardeceres,
La lejania es pena, de lo que ya no se tiene,
Los años lejos de ti, años que ya no vienen.
¡Que pena virgen mia! ya no te llevo claveles,
Te rezo todos los días, pero verme tu si puedes,
Yo a ti no te veo, pués no tengo tus poderes,
Mis lagrimas tu estaras viendo,
Y esos prados verdes,
En los que yo corría, para despues ir a verte,
Con claveles en las manos,
Y una salve en la boca, y tu nos protegues,
Pués tu si eres castillejera,
Como todas las mujeres,
Tu estás en un trono y a ti nadie te mueve,
Ni aires de tormenta, ni de la mar ni del norte,
Ni emigración, ni huracán,
Tu eres madre de Dios, y patrona de mi pueblo,
Allí esperas mi retonor, y yo iré a verte,
A rezarte como antaño, con una salve en mi boca,
Y a tus pies mis claveles,
Cogidos en ese prado que dejé atrás,
Ese prado verde, lleno de jaras en flor blanca,
Blanca como mis quereles,
Que yo quiero volver pronto,
¡Y a tus pies mis claveles!
El Poeta.
A Castillejos.
Que de mi pueblo marché,
Atrás dejé mis recuerdos,
Mi Virgen de Piedras Albas,
Y a San Matias tambien.
Pero nunca nada de ello olvidé,
Las dehesas de encinares,
Sus bellos amaneceres,
Mañanas de nieblas bajas,
Y soleados atardeceres,
La flor blanca de la jara,
Blanca como mis quereles,
Querer a mi patrona, mis recuerdos
Y los amaneceres, San Matias mi patrón y
Esa luna andévaleña, daba luz, sombras,
Y bellos atardeceres,
La lejania es pena, de lo que ya no se tiene,
Los años lejos de ti, años que ya no vienen.
¡Que pena virgen mia! ya no te llevo claveles,
Te rezo todos los días, pero verme tu si puedes,
Yo a ti no te veo, pués no tengo tus poderes,
Mis lagrimas tu estaras viendo,
Y esos prados verdes,
En los que yo corría, para despues ir a verte,
Con claveles en las manos,
Y una salve en la boca, y tu nos protegues,
Pués tu si eres castillejera,
Como todas las mujeres,
Tu estás en un trono y a ti nadie te mueve,
Ni aires de tormenta, ni de la mar ni del norte,
Ni emigración, ni huracán,
Tu eres madre de Dios, y patrona de mi pueblo,
Allí esperas mi retonor, y yo iré a verte,
A rezarte como antaño, con una salve en mi boca,
Y a tus pies mis claveles,
Cogidos en ese prado que dejé atrás,
Ese prado verde, lleno de jaras en flor blanca,
Blanca como mis quereles,
Que yo quiero volver pronto,
¡Y a tus pies mis claveles!
El Poeta.
A Castillejos.