La tarde es templada,
Brisa que viene a los encinares,
Aire de marismas huelvana,
Y perfume de los matorrales,
En ellos hay, madroños que su fruto
En otoño sale,
Dama de noche cóqueta, que trasminan
Tus olores, flor amarilla silvestre,
Que el viento a ti te mece,
Como mecieron mi cuna en mi primeros meses,
Castillejos, es una perla,
Que luce como tal, en medio del Andévalo,
Donde se escucha un cantar,
De jilgueros y ruiseñores,
Londras en los trigales secos,
Perdiz que hacia el agua corre,
Para apagar su sed mañanera,
Pués ya paso la noche.
Como corrieron los emigrantes,
De este Andévalo divino,
Donde nunca hubo ricos.
¡Solo mata pobres!
Ahora vuelven despacio,
En busca de sus amores,
Su Virgen de Piedras Albas,
Y San Martín, los reconoce,
Y le dice estar traquilos,
Que ya el de las botas altas,
Perdió el caballo y perdió su trote,
Perdió su altanería,
Perdió aquel porte,
Aquel que no tenía,
Pués nunca hubo ricos,
¡Hubo mata pobres!
El Poeta.
A aquellos que se le negó el trabajo en su tierra.
Brisa que viene a los encinares,
Aire de marismas huelvana,
Y perfume de los matorrales,
En ellos hay, madroños que su fruto
En otoño sale,
Dama de noche cóqueta, que trasminan
Tus olores, flor amarilla silvestre,
Que el viento a ti te mece,
Como mecieron mi cuna en mi primeros meses,
Castillejos, es una perla,
Que luce como tal, en medio del Andévalo,
Donde se escucha un cantar,
De jilgueros y ruiseñores,
Londras en los trigales secos,
Perdiz que hacia el agua corre,
Para apagar su sed mañanera,
Pués ya paso la noche.
Como corrieron los emigrantes,
De este Andévalo divino,
Donde nunca hubo ricos.
¡Solo mata pobres!
Ahora vuelven despacio,
En busca de sus amores,
Su Virgen de Piedras Albas,
Y San Martín, los reconoce,
Y le dice estar traquilos,
Que ya el de las botas altas,
Perdió el caballo y perdió su trote,
Perdió su altanería,
Perdió aquel porte,
Aquel que no tenía,
Pués nunca hubo ricos,
¡Hubo mata pobres!
El Poeta.
A aquellos que se le negó el trabajo en su tierra.