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THARSIS: En la vega, junto al pozo de junqueras rodeado El...

En la vega, junto al pozo de junqueras rodeado
El cortijo en la campiña aparece como echado.
Una tropa de gigantes almiares le hacen guardia.
En la puerta hay una palma
¡Sola mancha de verdor!
Un mastín encadenado ladra fiero jadeante de calor.
Cual manada de monstruos, las colinas
Barbechadas se levantan negreando
En el llano amarillento de palmares
Con sus lomos malheridos por los surcos del arado.
Y en la cumbre ventilada está la choza del pastor
Con la red de sus ovejas alrededor.
Las carretas en hilera, con sus bueyes rojinegros
Y cansinos, rechinantes y cargadas de gavillas,
Se dirigen conducidas por la hijada
A la máquina humeante y cantarina
De susurro siempre igual.
Una yegua panzi-llena trota por el arenal.
Y en las hazas depiladas, en gavillas amarradas,
Los trigales raspirrubios forman motas encendidas
En los rastrojos rojizos y punzantes.
Y después de conducidas
Por las calvas ya trilladas
La boyada
Se apacienta rozagante.
En la puerta del cortijo para un Fort.
Es el amo. Ya no llega en su jaca como antes.
Es un nieto de los viejos labradores caminantes
Y jinetes atrevidos que murieron. Va vestido de milord.
Y en la vega junto al pozo de junqueras rodeado,
El cortijo en la campiña aparece como echado.
Una tropa de gigantes almiares le hace guardia.
En la puerta hay una palma.
¡Sola mancha de vedor..!
Un mastín encadenado, ladra fiero, jadeante de calor.

El Poeta.