Además los Reyes, para que no existiera la menos duda del carácter real de la expedición, quisieron que las naves partieran de un
puerto realengo. Para ello adquirieron, a finales de junio de 1492, la mitad de la villa de Palos perteneciente a los Condes de Cifuentes por 16.400.000 maravedíes. La otra mitad era, en su mayor parte (5/12) del Conde de Miranda, por herencia desde Álvar Pérez. Y el dozavo (1/12) restante pertenecía al Duque de Medina Sidonia.