Por una de estas incursiones fueron los palermos condenados a servir a la Corona durante dos meses, con dos carabelas aparejadas a su costa, Pinta y Niña. El 30 de Abril de 1492, los Reyes ordenaron que esas naves se pusieran al servicio de Colón: era la Real Provisión. La corona reducía así los gastos de la expedición y vinculaba a ella a los bravos y expertos marinos de Palos, los más aptos, según creencia general de la época, para realizar una empresa de tal envergadura.