Pinzas y tenazas ardientes método de tortura en el castillo de los Guzmanes, NIEBLA

Pinzas, tenazas, cizallas, usadas también en frío aunque casi siempre incandescentes, adecuadas para lacerar o arrancar cualquier miembro del cuerpo humano, constituían utillaje básico entre herramienta de todo verdugo. Las tenazas se dedicaban sobre todo a las narices, dedos de las manos y de los pies y a los pezones. Las pinzas alargadas servían para desgarrar o abrasar el pene. A través de los siglos los genitales masculinos siempre han gozado de una especial inmunidad tácitamente acordada en el seno de las principales corrientes de la tortura hasta el día de hoy; sin embargo también se dan raros aunque llamativos, casos de castración (en el sentido de amputación de los testículos solamente) extirpación del pene, y a veces amputación de la triada completa (las partes seccionadas a menudo eran quemadas junto con y dentro del puño de la víctima). Estos castigos no se aplicaban por actos de violencia contra la mujer, como se podría suponer, sino más bien por violencia, o intentos de violencia, o por conspiración para la violencia contra un gobernante o un príncipe. La violación extramatrimonial raramente era castigada, situación que ha cambiado poco desde entonces. La violación matrimonial siempre ha sido sacrosanta.
(21 de Abril de 2019)