De la presencia
romana en la ciudad quedan ya pocos restos visibles, lentamente desaparecidos a lo largo de siglos de olvido. Por los yacimientos estudiados (
acueducto, diversas domus, factorías) se infiere la relativa importancia de la ciudad al menos como
puerto comercial. Los primeros estudios modernos sobre la presencia romana en la ciudad datan de mediados del siglo XVIII a cargo del religioso Jacobo del
Barco, de Agustín de Mora años después o las excavaciones de M. del Amo en el siglo XX. Lo cierto es que la zona tenía una importante base demográfica y cultural para que se produjera una rápida romanización de sus habitantes a partir del siglo I. El mismo Estrabón cita a la ciudad de Onuba enclavándola en la Baeturia Céltica y poco después, probablemente, lo hace Pomponio Mela refiriéndola como Cnoba. Pero será Plinio el Viejo quien la ubique geográficamente en su obra Naturalis
Historia mencionándola como Onuba Aestuaria y entre los
ríos Urium y Luxia (Tinto y Odiel): La investigación científica de este periodo tuvo su momento culminante en 2000, al encontrarse una necrópolis en el antiguo
Colegio Francés que permitió delimitar la ciudad de manera más precisa.