En relación con Tom Bombadil.
Yo no voy a defender ahora a Tom, pero tampoco lo voy a demonizar.
Hay veces que el impulso de la juventud nos lleva a decir cosas que están aletargadas en nuestro interior, que nunca salen, pero que en un momento, y más aún desde el anonimato, se manifiestan con toda su crudeza.
Estoy convencido de que, a veces, no se sabe si lo que vamos a decir lo sentimos de veras o es una inquietud que está ahí dentro, dormida, sin que le demos la importancia que realmente tiene.
Nadie respondió a Tom. Sólo Melkor se atrevió a hacerlo.
Melkor dijo que tenía con él más cosas en común que aquellas con las que discrepaba.
Estoy seguro de que charlar con Tom sería apasionante. A mí me encantaría, más que discutir con él, escucharle.
Conozco muy bien a Melkor y sé que él piensa como yo. Por esto no he tenido ningún inconveniente en invitar a Tom a participar en los foros. Si yo no hubiese hecho hubiera sido el propio Melkor quien lo habría invitado.
No podemos cerrar la puerta a nadie. Si alguien escribe educadamente, sabiendo de qué habla y dando "sus" razones, no podemos dejar de contestarle. El problema está en saber qué decirle. En darle otras razones, en contraposición a las suyas, tan fuertes como las que él expone.
No quiero hacer Santo a Tom. ¡Ya lo esperarán en el Cielo para santificarlo! Me he limitado a decirle que me gustaría que escribiera y espero que lo haga, aunque de una forma más pacífica. Estoy seguro de que Tom sabe conversar correctamente.
Valonero.
Yo no voy a defender ahora a Tom, pero tampoco lo voy a demonizar.
Hay veces que el impulso de la juventud nos lleva a decir cosas que están aletargadas en nuestro interior, que nunca salen, pero que en un momento, y más aún desde el anonimato, se manifiestan con toda su crudeza.
Estoy convencido de que, a veces, no se sabe si lo que vamos a decir lo sentimos de veras o es una inquietud que está ahí dentro, dormida, sin que le demos la importancia que realmente tiene.
Nadie respondió a Tom. Sólo Melkor se atrevió a hacerlo.
Melkor dijo que tenía con él más cosas en común que aquellas con las que discrepaba.
Estoy seguro de que charlar con Tom sería apasionante. A mí me encantaría, más que discutir con él, escucharle.
Conozco muy bien a Melkor y sé que él piensa como yo. Por esto no he tenido ningún inconveniente en invitar a Tom a participar en los foros. Si yo no hubiese hecho hubiera sido el propio Melkor quien lo habría invitado.
No podemos cerrar la puerta a nadie. Si alguien escribe educadamente, sabiendo de qué habla y dando "sus" razones, no podemos dejar de contestarle. El problema está en saber qué decirle. En darle otras razones, en contraposición a las suyas, tan fuertes como las que él expone.
No quiero hacer Santo a Tom. ¡Ya lo esperarán en el Cielo para santificarlo! Me he limitado a decirle que me gustaría que escribiera y espero que lo haga, aunque de una forma más pacífica. Estoy seguro de que Tom sabe conversar correctamente.
Valonero.