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ENCINASOLA: Paco. Ya me gustaría seguir siendo un "chupao". De...

Paco.
Ya me gustaría seguir siendo un "chupao". De altura no he cambiado, pero de chupao, nada de nada. Luzco y paseo una barriguita, la curva de la felicidad. Pero la llevo con orgullo, pues cada edad tiene sus encantos, además, no puedo dejar de estar orgulloso de ella, porque no creas que la barriga sale sola, hay que alimentarla, y eso cuesta un Potosí.
El tema de nuestra calle es inagotable. Ya te dije que sólo me refería a la acera de la derecha, a la de los pares, La otra acera era, y sigue siendo, muy original. Creo que debe de ser la única calle en la que número uno se encuentre a mitad de la misma. Antes de llegar al primer número se abrían algunas puertas falsas, la última de ellas era esa que tú mencionas, la de los dátiles.
Se trataba de una enorme casona que tenía su entrada por la calle de Mora. En la calle de Oliva presentaba un amplio patio, que no corral, con una gran palmera en el centro. La palmera se asentaba sobre un "parterri" circular con un cerco de piedras. Una amplia puerta, creo que era una cancela de forja, daba a la calle. A ambos lados de la puerta había unas enormes piedras que servían para facilitar el subir a la silla de los caballos o a los lomos de los mulos y burros.
En efecto, esta casa fue derribada por Don Joaquín álvarez, "el Ministro", que fue uno de los hombres más emprendedores del pueblo. No sólo construyó un cine, que aún existe, en el solar de esta casa, sino que con gran visión del futuro y buscando mejorar al pueblo, se esforzó en construir un pantano en Flores. No cejó en su empeño, anque es evidente que fracasó, pero sus buenos dineros que empleó en la empresa, y es que hacer un pantano superaba las posibilidas del momento. Es una empresa dificil. Cuando el agua aprieta, se lleva por delante todo lo que pilla.
La primera casa de la calle era el taller del maestro Azuela, uno de cuyos hijos era un gran amigo nuestro. Le he perdido la pista y me guataría saber de él, pues era uno de los mejores y más prudentes amigos. No creo que haya cambiado, pues la condición se lleva en el alma. El número 3 estaba frente a mi casa, por aquí han pasado varias familias, una de las más recordadas es la de Casimiro y Angelita, la hermana de (a pesar de la diferncia de edad) mi amigo "Chinda", con ellos me crié. El 6 estaba habitado por "los de la Luz", que no sólo son amigos, sino que Andrés forma parte de mi familia. El 8 fue la casa de la madre de Fermin Adámez y el 10 era la del "Sombrerero", cuyo hijo tocaba el clarinete. En todo momento estaba sonando la escala musical, sus ejercicio eran constantes. Aquí casi que me pierdo, pero creo que luego venía la casa de una familia cuyo uno los hijos se llamaba, y se sigue llamando, Antonio. Cuando voy al pueblo me cuesta reconocerlo, pero un día, hace un par de años, tuve la suerte de que me saludara y pude charlar con él. Seguía la casa de Isabel la "Catana", luego la de un zapatero y a continuación la de los "Pelliqueros". Antes de llegar a la de los "Coletos estaba la casa de Antonio Pérez Carrasco y luego la de Nolasco.
Paro aquí porque esto no se acaba nunca. Paco, te invito a continuar
Un abrazo
Valonero.