SEVE: Ahí llevas la letra del Pasodoble de El Cerro.
Eres un rinconcito de Andalucía,
fuerte como la sierra de tu región;
los primeros fandangos tú los mecías,
meciendo entre sus notas mi corazón.
El sol tras la montaña se ha escondido,
de rojo el horizonte se tiñó,
y un jilguero en las pajas de su nido
va entonando por el aire esta canción.
Andevalico suelo,
tierra del mineral,
riveras y arroyuelos,
rojidos del metal.
Son tus noches tierra mía,
como flores de un rosal;
nacen llenas de alegría,
mueren con dulce pesar.
Viva El Cerro, mi tierra adorada,
sus auroras bañadas de luz,
nos invita la fresca mañana
a gozar de la inmensa quietud.
La guitarra en sus hondos lamentos,
conmovida como un bandoneón,
un fandango engendró entre sus notas
que de flores mi Cerro llenó.
(Se termina cantando un fandango de El Cerro)
ANTONIO ESCUDERO: Un arrocito con liebre no se come todos los días. Marian te envía recuerdos, así como al resto de amigos. No está teniendo suerte con el tiempo.
Uno de tus refranes, yo lo he oído así: Siempre hay que ocultar los males, pues así el que es amigo no sufre, y el que es enemigo…. que se jorobe. Pero es cierto que si no lo comunicas, el amigo, o los amigos, no podrán ayudarte.
Gracias por tus letrillas.
Yo te ofrezco este fandango:
Caballo que a treinta pasos
ve una yegua y no relincha,
o es que le falta cebá,
o es que le aprieta la cincha;
o no es caballo ni es ná.
O este otro:
A San Benito no voy
porque me ahoga la pena;
se me ha muerto mi caballo,
mi jaca torda, la buena.
Hoy sesión doble. Perdonad mi pesadez.
Un fuerte abrazo pa tos y toas, como dice Emigrao. Agur.
Eres un rinconcito de Andalucía,
fuerte como la sierra de tu región;
los primeros fandangos tú los mecías,
meciendo entre sus notas mi corazón.
El sol tras la montaña se ha escondido,
de rojo el horizonte se tiñó,
y un jilguero en las pajas de su nido
va entonando por el aire esta canción.
Andevalico suelo,
tierra del mineral,
riveras y arroyuelos,
rojidos del metal.
Son tus noches tierra mía,
como flores de un rosal;
nacen llenas de alegría,
mueren con dulce pesar.
Viva El Cerro, mi tierra adorada,
sus auroras bañadas de luz,
nos invita la fresca mañana
a gozar de la inmensa quietud.
La guitarra en sus hondos lamentos,
conmovida como un bandoneón,
un fandango engendró entre sus notas
que de flores mi Cerro llenó.
(Se termina cantando un fandango de El Cerro)
ANTONIO ESCUDERO: Un arrocito con liebre no se come todos los días. Marian te envía recuerdos, así como al resto de amigos. No está teniendo suerte con el tiempo.
Uno de tus refranes, yo lo he oído así: Siempre hay que ocultar los males, pues así el que es amigo no sufre, y el que es enemigo…. que se jorobe. Pero es cierto que si no lo comunicas, el amigo, o los amigos, no podrán ayudarte.
Gracias por tus letrillas.
Yo te ofrezco este fandango:
Caballo que a treinta pasos
ve una yegua y no relincha,
o es que le falta cebá,
o es que le aprieta la cincha;
o no es caballo ni es ná.
O este otro:
A San Benito no voy
porque me ahoga la pena;
se me ha muerto mi caballo,
mi jaca torda, la buena.
Hoy sesión doble. Perdonad mi pesadez.
Un fuerte abrazo pa tos y toas, como dice Emigrao. Agur.