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EL CERRO DE ANDEVALO: ¡Hola a todos y todas!...

¡Hola a todos y todas!
Isamaría, desde luego no era la hora más propia para echar la siesta, pero si venías rendida…
Lo que no dices es porqué tú estabas rendida y tu contrario no. Pásale el teclado y que nos lo diga él.
¡Y luego hablan del macho ibérico!
Vamos a tener que crear una asociación de esclavos.
“El hombre sólo puede hacer dos cosas duraderas con la mujer: o discutir o casarse con ella. Éste es un gran argumento a favor de la discusión” (O sea, que es mejor discutir)
Siguiendo con tu humor: Una familia gitana, que estaban pasando más hambre que un lagarto detrás de una pita en el mes de agosto. Dice el padre: “He comprao un décimo de lotería a ve ci tengo zuerte y me toca er gordo. Como me toque, lo primero que jago e comprá un jamón”, y dice el gitanillo más chico. “Ezo, ezo, opá, y yo me monto alante”

¡Y yo que creía, Isamaria, que tú vivías en Madrid! ¿De dónde habré sacado yo esa conclusión? ¡Coño! con 9 € diarios, ya pueden comer bien las gallinas toledanas. Mucho mejor que mis cochinos. Tu perro, será perro, pero no tonto.

Octavio, ¡ya me extrañaba a mí ver por aquí tanto socio del “frente de Juventudes” nórdicos. Yo a mis hijas ya les tengo dicho, que no piensen en mí como abuelo-canguro. Quizá por eso no se animan a tener descendencia.

Castilleja, ¿Cuál es el colmo de la paciencia? Meter una alpargata en una jaula y esperar que cante.
Un tío en el paro, llega a casa y ve a su mujer con un abrigo de visón: ‘María, ¿y ese abrigo? “Mira, cariño, compré un décimo de lotería el otro día y me han tocado 3.000€, y tenía tantas ganas de este abrigo…’. Pasado un mes, el marido ve que su mujer lleva puesto un Rollex de oro macizo. “María, ¿y ese reloj?”. “ ¡Ay, es verdad, -le dice su mujer- se me olvidó decirte que, como tengo tanta suerte, volví a comprar otro décimo y me han tocado 6.000€, y con ellos he comprado el reloj” Al mes siguiente llega la mujer a casa y le dice al marido: “Cariño, he comprado dos pasajes y nos vamos a Cancún a pasar un mes de vacaciones, porque me ha vuelto a tocar la lotería”
Están en la playa, y va ella, con su bikini, a meterse en el agua, y le grita el marido: “María, ¡No!, no te metas en el agua que se te va a mojar el décimo”.

Una señora entra en una zapatería, coge un zapato que le gusta, y le dice a la dependienta: “Oiga, señorita, ¿tienen ustedes un zapato como este, pero del 36?, y le contesta la chica: “Lo siento, señora, pero de antes de la Guerra no nos queda nada”

Un señor, mejicano, se encuentra a otro:
-Pos ¿como se llama usted?
-Pancho Rodrigues Huevo.
-Pos cierre la cremallera que se le ve un apellido...

Vale por hoy, ¿no?

Un beso muy fuerte para todos. Agur.