¡Hola! paisanos y amigos. Como estamos en época de trilla, se me han ocurrido estos versos relacionados con la misma. Eran otros tiempos.
LA TRILLA
Ya después de haber trillado,
con el grano recogido,
sentados en los costales,
se comenta cómo ha ido.
El trigo salió de a veinte,
algo más de lo previsto,
pues el año fue muy seco
y hasta abril no había llovido.
Antes trillamos la avena,
el pienso para los bichos.
Les deja la boca fresca,
mucho más que con el trigo.
Dormiremos en la era,
con el relente fresquito,
a la luz de las estrellas,
y la luna de testigo.
El colchón será de paja,
-y sobra que lo haya dicho-
la enjalma o los ropones
nos servirán como abrigo.
Ya viene el alba saliendo,
ya cantan en los cortijos
los gallos que dan la hora
de levantarse ya mismo.
Apenas se ven estrellas,
las claras del día atisbo.
Hay que calentar café,
para tomarse un sorbito.
Una vez todos en pie,
con un cigarro encendido,
después de desperezarse,
preparamos el tendido.
Ponemos pienso a las bestias,
que desde ayer no han comido,
y mientras desayunamos,
las estrellas ya se han ido.
Vuelta a empezar el trabajo,
tantas veces repetido,
hasta que llega la tarde
y emprendemos el camino.
Cuando llegamos a casa
con las cargas, las subimos
al doblado de madera
que es el lugar preferido.
Y así sucesivamente,
año tras años, amigo;
per sécula seculorum,
(por los siglos de los siglos)
Saludos para todos los que escriben y/o leen mensajes en El Cerro.
LA TRILLA
Ya después de haber trillado,
con el grano recogido,
sentados en los costales,
se comenta cómo ha ido.
El trigo salió de a veinte,
algo más de lo previsto,
pues el año fue muy seco
y hasta abril no había llovido.
Antes trillamos la avena,
el pienso para los bichos.
Les deja la boca fresca,
mucho más que con el trigo.
Dormiremos en la era,
con el relente fresquito,
a la luz de las estrellas,
y la luna de testigo.
El colchón será de paja,
-y sobra que lo haya dicho-
la enjalma o los ropones
nos servirán como abrigo.
Ya viene el alba saliendo,
ya cantan en los cortijos
los gallos que dan la hora
de levantarse ya mismo.
Apenas se ven estrellas,
las claras del día atisbo.
Hay que calentar café,
para tomarse un sorbito.
Una vez todos en pie,
con un cigarro encendido,
después de desperezarse,
preparamos el tendido.
Ponemos pienso a las bestias,
que desde ayer no han comido,
y mientras desayunamos,
las estrellas ya se han ido.
Vuelta a empezar el trabajo,
tantas veces repetido,
hasta que llega la tarde
y emprendemos el camino.
Cuando llegamos a casa
con las cargas, las subimos
al doblado de madera
que es el lugar preferido.
Y así sucesivamente,
año tras años, amigo;
per sécula seculorum,
(por los siglos de los siglos)
Saludos para todos los que escriben y/o leen mensajes en El Cerro.
