No son los botellones ni la juerga hasta la madrugada lo que hace de La Mora un lugar inolvidable. Es el hecho de pasar una vida entera en contacto con sus gentes, con su entorno...es el privilegio de poder vincular lo mejor de tu infancia a ese pueblo tan pequeño geográficamente pero tan grande sentimentalmente.
La Mora es inolvidable por sus puestas de sol contempladas desde la desaparecida chimenea de La Fundición, es el estridente chirrido de las golondrinas en la plaza, es beber agua fresca del piporro tras una mañana entera jugando al fútbol, es apreciar el silencio sentado en el muro del dique por la noche, levantar la vista al cielo y ver lo grandiosa que es labóveda celeste iy lo infinitamente pequeños que somos nosotros. Eso es La Mora.
La Mora es inolvidable por sus puestas de sol contempladas desde la desaparecida chimenea de La Fundición, es el estridente chirrido de las golondrinas en la plaza, es beber agua fresca del piporro tras una mañana entera jugando al fútbol, es apreciar el silencio sentado en el muro del dique por la noche, levantar la vista al cielo y ver lo grandiosa que es labóveda celeste iy lo infinitamente pequeños que somos nosotros. Eso es La Mora.