Detalle en la parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias, AYAMONTE

Manuel Rivero González: Nacido en Ayamonte, Manuel Rivero crece en el seno de una modesta familia muy vinculada al comercio americano y al mar. Fue el tercero de un total de tres hermanos, José y Cristóbal eran los mayores. Su padre, Cristóbal, inició el estilo de vida que llevarían sus tres hijos, y fue así como Rivero se inició en la práctica comercial que constituyó el eje central de todas sus actividades, demostrando ya desde adolescente un talento natural más que notable. Viajo a las Indias hasta en seis ocasiones, la primera en 1710, a Puebla de los Ángeles (México) con tan sólo 13 años, probablemente acompañando a sus hermanos mayores, mientras que la última sería en 1736. En 1719 contrajo matrimonio con Juana Inocencio Díaz Cordero, con sus mismos orígenes, en la que Rivero encontró una valiosa colaboradora. El matrimonio fue fructífero en descendencia; 4 hijos y 2 hijas: Cristóbal, José Antonio, Manuel, Juan Jerónimo, Teresa y Micaela. En 1720 se matricula como Cargador de Indias lo que le supuso el inicio de una brillante carrera comercial que culminó con la fundación de un Mayorazgo y el reconocimiento de Hidalguía que persiguió durante toda su vida. De extraordinaria capacidad emprendedora, fundó su primera Compañía en 1740, asociándose con dos comerciantes ingleses; Butler y Wadding, para resolver la carencia de medios propios. Esta relación traspasaría el ámbito comercial y la relación personal perduró más allá de la asociación comercial, llegando incluso Butler a conectar a Rivero con los aristócratas más cercanos al rey. Mantuvo, así, intensas relaciones comerciales y personales con ingleses que controlaban el comercio marítimo gaditano, así como con mercaderes franceses establecidos en Cádiz, de quienes muy probablemente adquiriese su formación mercantil. En 1742 fundó una segunda Compañía con su hermano Cristóbal, una tercera con sus hijos en 1749, y así hasta sumar las siete sociedades que formó Manuel Rivero, cuatro de ellas con sus hijos. Rivero, se aseguró de mantener sus prácticas mercantiles dentro de la legalidad, si bien no dudó en solicitar cargos políticos o militares, para beneficiarse de protección jurídica, promocionarse socialmente u obtener beneficios económicos, siempre dentro de la ley. En 1742 recibe el nombramiento de Teniente Corregidor y Justicia Mayor de la ciudad de Ayamonte y en 1746 consigue el nombramiento de Alcaide del Castillo de Ayamonte. Estricto y autoritario con sus hijos, no dudó en dirigir sus vidas conforme convenía a los negocios familiares, lo que le ocasionó no pocos conflictos con sus vástagos, llegando incluso su hijo Manuel, a desvincularse de la Compañía familiar y provocar su quiebra. Las inversiones de Rivero, no se circunscribieron sólo al comercio con las Indias. Forman parte de su legado numerosas construcciones y obras de arte, muchas de las cuales han llegado a nuestros días. Entre ellas, destacan, La Casa Grande (su residencia), La Casa de Jesús, La Casa de la Laguna (actual ayuntamiento de Ayamonte), Los Almacenes del Caño del Trocadero, el Molino de San José (o del Pintado), la Huerta del Carmen, el Palomar de la Huerta del Carmen (con 70.000 nidos de palomas), La Cerca de San Miguel, etc, en Ayamonte y sus alrededores. La mayoría de estas construcciones se atribuyen al conocido arquitecto gaditano Pedro Luis Afanador y al constructor ayamontino Escamilla.
(19 de Abril de 2019)