ZAGRA: Añoranza recuerdo perfectamente la tienda que dices,...

Veo que no os acordais de la rueda, era un juego de chicos. Consistia en una rueda de latón o similar, la dirigían con un gancho, curvo en el extremo inferior, y con el gancho, dirigían la rueda, haciendo verdaderos malabarismos. El juego podia ser individual o cilectivo, cuando era colectivo, el juego consistia en aguantar más tiempo haciendo rodar la rueda con el gancho, sin que la rueda cayera.
Los más avezados se hacian tirachinas y, tambien competian para ver quien tiraba más lejos la piedra o intentar matar pajarillos, y todo lo que se movia.
Las niñas jugaban más bien a juegos tranquilos, el corro, la rayuela, muñecas etc
Hablando de muñecas, habia una tienda de juguetes en la c/Real justo al pasar la c/ Granada, cuando yo bajaba a casa de mis abuelos, me tiraba las horas muertas mirando las muñecas que allí se excibian, para despues, ponerle a mi madre, la cabeza loca
En realidad mi razonamiento era de lo más lógico.
_Si los reyes traian muñecas, con pelo, ojos que se abrian y se cerraban, con sus bracitos y pierna articulado y, vestidas con su trajecito.
¿Por qué a mi, que no era más traviesa que fulana o mengana, me traían como mucho un Pepote de carton, desnudo, con ojos fijos y que en cuanto se mojaba, se ponía como un globo y se rompía?
Ese era mi dilema kiko, como Sofia, con las cartas que recibe, y que la tienen tan confusa.
El mio lo descubrí años más tarde cuando supe, que los Reyes Magos, no eran tan magos.
El de Sofia espero descubrirlo, a medida que avance en la lectura.

Resumiendo que como eso era lo que habia, en primavera lo pasaba bomba haciendo collares de margaritas y abalorios, para mi Pepote.
EG, las reflexiones que colgaste, las imprimí, y las tengo colgadas en el corcho de la cocina, donde solemos colgar los apuntes de las cosas pendientes, que tenemos que realizar.
Y nada más, decirte argaz, que el Monje que vendió su Ferrari, esta anotado en el corcho que antes he comentado, para una posterior lectura. Ahora estoy con El mundo de Sofia.
Avinareta, que tienes razón! Aquí ya nadie es proletario, ni lo ha sido nunca. Todos somos burgueses de los de toda la vida,
Salusos Añoranza

Añoranza recuerdo perfectamente la tienda que dices, estaba un poco más abajo de la entrada a calle Granada. Aquella tienda tenía muchas cosas y en navidades traía muchos juguetes para la venta. Eso mismo que te pasaba a tí, me ocurría a mí. La tienda tenía por costumbre, en vísperas de Reyes, a través de un altavoz, creo, ir nombrando el nombre de cada niño, de los muchos allí reunidos, para entregarle el regalo de Reyes. Yo esperaba pacientemente a ver si me nombraban hasta que finalmente terminaban y no me habían llamado, entonces me iba llorando a más no poder a mi casa, mi madre trataba de consolarme pero no había manera. Así un año tras otro hasta que ya cuando fui algo mayor alguien me dijo que los juguetes los encangaban los padres en la tienda y cuando llegaba Reyes hacían ese pequeño paripé para hacerle llegar los regalos a los niños. Comprendí también que mis padres, no es que no me quisieran al no hacerme llegar los regalos de Reyes, es que no podían permitirse esos lujos. Si tuve una pistola con su funda y cartuchera que me regaló un maestro al que yo siempre tuve y tengo en estima, a pesar de los años trancurridos. Cada año, por Reyes, aparecía la misma pistola y la cartuchera, con la cual jugaba hasta rabiar, pero al día siguiente, desaparecía sin saber bien por qué hasta el año siguiente; siempre sospeché que mi madre tenía algo que ver en el tema.
Añoranza, la vida, que a veces es así de dura. Por eso ahora que uno es padre, la vida es diferente y uno se lo puede permitir, no quiere dejar que los hijos de uno tengan las faltas que uno sufrió.
Un saludo, amiga. E. G.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
De todas formas cuando se nos olvidaba la rebieta, eramos felices ¿verdad?
Mi madre tenia muy buena mano para la costura y, cuando no podia llegar el pepote, me hacia unas muñecas de trapo preciosas, y ademas con pelo, le ponia lana en la cabeza, le hacia un vestidito y, yo tan contenta.
De cualquier retal me hacia un vestido y allá marchaba yo tan arregladita dentro de nuestras posibilidades, que eran más bien escasas.
Loli, Maite y Rubia. Seguro que vosotras tambiem tendreis mucho que decir ... (ver texto completo)