Carta de un padre
Posted junio 9th, 2011 by Thais
Para los que tenemos la suerte de ser padres ¡y para los que lo serán algún día…!
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido. Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.
¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido? Luego escuché unos golpecitos en la puerta.
“Adelante” dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunte: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se quebrantaba. “Hasta mañana papito” me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mi y ciertamente no eras igual. Tu tenías unas cualidades de las que yo carecía, eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor. ¿Por qué me costaba tanto trabajo?, ¿por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo?. Yo también fui niño? ¿Cuando fue que comencé a contaminarme?. Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado.
Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lagrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
© Autor: Un padre.
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La risa
Posted junio 8th, 2011 by Thais
“Reír no significa necesariamente ser despreocupado, ligero y falto de seriedad. La risa puede incluso actuar más beneficiosamente sobre la mente que este aspecto grave y reflexivo que muchos creen son las características del sabio.
Porque en la risa existen energías vivas que alimentan el cerebro.
Reír permite también volvernos a levantar, rebotar. En la vida de cada persona se producen unos acontecimientos que no inspiran al principio risa, es cierto, hay que reconocerlo, y es normal comenzar sintiéndonos preocupados o tristes; pero si nos acostumbramos a ver el aspecto cómico de algunas situaciones, es
más fácil superarlas sin agobios. Así pues, nunca os privéis de este medio poderoso que es la risa para mantener vuestro equilibrio interior y hacer que vuestra existencia sea más ligera. Aunque tengáis motivos para estar contrariados, tristes y desanimados, no por ello debéis permanecer en este estado.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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Mi querido, mi viejo, mi amigo (canción para el día del padre)
Posted junio 7th, 2011 by Thais
Canción: Mi querido, mi viejo, mi amigo
Artista: Roberto Carlos
Esos tus cabellos blancos, bonitos
ese hablar cansado, profundo
que me lee todo lo escrito
y me enseña tanto del mundo.
Esos pasos lentos de ahora
caminando siempre conmigo
ya corrieron tanto en la vida
mi querido mi viejo mi amigo…
Esa vida llena de historias
y de arrugas marcadas por el tiempo
recuerdos de antiguas victorias
son lágrimas lloradas al viento.
Tu voz dulce y serena me calma
y me ofrece refugio y abrigo
va calando dentro de mi alma
mi querido, mi viejo, mi amigo…
Tu pasado vive presente
las experiencias sentidas
en tu corazón conciente
de las cosas bellas de la vida.
Tu sonrisa franca me anima
tu consejo sabio me guía
abre el corazón y te digo
mi querido, mi viejo, mi amigo…
Yo lo he dicho casi todo
y casi todo es poco
frente a lo que yo siento…
Mirando tus cabellos tan bonitos
abro el corazón y digo
mi querido mi viejo mi amigo…
Posted junio 9th, 2011 by Thais
Para los que tenemos la suerte de ser padres ¡y para los que lo serán algún día…!
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido. Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.
¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido? Luego escuché unos golpecitos en la puerta.
“Adelante” dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunte: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se quebrantaba. “Hasta mañana papito” me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mi y ciertamente no eras igual. Tu tenías unas cualidades de las que yo carecía, eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor. ¿Por qué me costaba tanto trabajo?, ¿por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo?. Yo también fui niño? ¿Cuando fue que comencé a contaminarme?. Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado.
Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lagrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
© Autor: Un padre.
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La risa
Posted junio 8th, 2011 by Thais
“Reír no significa necesariamente ser despreocupado, ligero y falto de seriedad. La risa puede incluso actuar más beneficiosamente sobre la mente que este aspecto grave y reflexivo que muchos creen son las características del sabio.
Porque en la risa existen energías vivas que alimentan el cerebro.
Reír permite también volvernos a levantar, rebotar. En la vida de cada persona se producen unos acontecimientos que no inspiran al principio risa, es cierto, hay que reconocerlo, y es normal comenzar sintiéndonos preocupados o tristes; pero si nos acostumbramos a ver el aspecto cómico de algunas situaciones, es
más fácil superarlas sin agobios. Así pues, nunca os privéis de este medio poderoso que es la risa para mantener vuestro equilibrio interior y hacer que vuestra existencia sea más ligera. Aunque tengáis motivos para estar contrariados, tristes y desanimados, no por ello debéis permanecer en este estado.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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Mi querido, mi viejo, mi amigo (canción para el día del padre)
Posted junio 7th, 2011 by Thais
Canción: Mi querido, mi viejo, mi amigo
Artista: Roberto Carlos
Esos tus cabellos blancos, bonitos
ese hablar cansado, profundo
que me lee todo lo escrito
y me enseña tanto del mundo.
Esos pasos lentos de ahora
caminando siempre conmigo
ya corrieron tanto en la vida
mi querido mi viejo mi amigo…
Esa vida llena de historias
y de arrugas marcadas por el tiempo
recuerdos de antiguas victorias
son lágrimas lloradas al viento.
Tu voz dulce y serena me calma
y me ofrece refugio y abrigo
va calando dentro de mi alma
mi querido, mi viejo, mi amigo…
Tu pasado vive presente
las experiencias sentidas
en tu corazón conciente
de las cosas bellas de la vida.
Tu sonrisa franca me anima
tu consejo sabio me guía
abre el corazón y te digo
mi querido, mi viejo, mi amigo…
Yo lo he dicho casi todo
y casi todo es poco
frente a lo que yo siento…
Mirando tus cabellos tan bonitos
abro el corazón y digo
mi querido mi viejo mi amigo…