PURULLENA: Pero al mirarte a los ojos...

Como una ola.
Y yo quedé prendida en tu tormenta
perdí el timón sin darme apenas cuenta.

Como una ola,
tu amor creció
como una ola.

Bajé del cielo una estrella
en el hueco de mis manos
y la prendí a tu pelo
cuando te dije "te amo".

Pero al mirarte a los ojos
vi una luz de desencanto
me avergoncé de mi estrella
y llorando me dormí.