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PURULLENA: —Me voy a servir. Esa es su respuesta....

—Me voy a servir. Esa es su respuesta.

Ya se coge la ropita, ya se va como enfadada,

va a la casa de don Pepico preguntando por posada.

La dueña le dice: —Te puedes quedar,

supuesto que sabes coser y planchar.

Un día salió de casa

más hermosa que la dueña,

donde a diario ganaba

siendo una triste doncella.

Lo que llevaba valía un tesoro,

tan lujoso como el del rey moro,

portaba reloj, también abanico,

todo lo pagaba el señor Pepico.