No sé si el autor/a del anterior comentario es uno de los que trabajan en la restauración del castillo, pero lo cierto es que los que lo vemos casi todos los días, casi no sabemos lo que están haciendo, y, eso sí, lo que hacen lo hacen despacito, muy despacito. Al ritmo de trabajo que llevan creo que tal vez mis tataranietos vean el castillo del pueblo de su tatarabuelo restaurado. Y eso que soy bastante optimista en la vida.