Cachondeos aparte, es necesario reconocer, y me dirijo a la señora que habla de adquirir una casa en Piñar, que, salvo raras excepciones, vivimos en un pueblo tranquilo, con buena gente y que más tarde o temprano se hace de querer, y, además, muy cerca y lejos al mismo tiempo de la ciudad. Que conste que no vendo ninguna casa, pues no tengo, pero es lo que hay. Si las cosas no fallan no sería de extrañar que, con el tiempo, no demasiado, tendremos muchos nuevos vecinos con segunda vivienda en nuestro pueblo. O incluso la primera. Todos los piñeros saldremos beneficiados.