Había un hombre tan, tan, pero tan, que se creía campana.
Había una vez una vaca que se comió un vidrio, y la leche le salió cortada.
Había una vez una mujer tan fea, tan fea, tan fea, que un día se encontró con una tribu de indios y estos le dieron un caballo para que se escapase.
Había una vez una persona tan pobre, tan pobre, tan pobre que no tenia ni hambre.
Había una vez una ollita que no quería ser olla, y las otras ollas le insistieron y la presionaron tanto para que lo fuera, hasta que se volvió una olla a presión.
Había una vez un hombre tan feo, tan feo, que fue a un concurso de feos y lo perdió por feo.
Había una vez una señora que tenía un ataque de risa, y un ataque de risa, y un ataque de risa. Un día la señora se murió e inmediatamente fue traslada para hacerle la autopsia, ¡y no dieron con el chiste!
Había una vez un chiste tan, pero tan malo que le pegaba a los chistes más pequeños.
Un vaquero le pregunta a otro:
- ¿Es cierto que si uno va con un farol los toros no te embisten?
- Es cierto, pero si corres rápido
Pasa un cortejo fúnebre por el centro del pueblo. Un vecino le pregunta a otro:
- ¿Quién es el muerto?
- El que va en el primer auto.
Un hombre mayor le comenta a un ocasional amigo de bar:
- Pensar que cuando yo era joven las mujeres corrían detrás de mí.
- ¿Y ahora ya no corren más?
- No, hace mucho tiempo que dejé de robar carteras...
Un hombre, en pleno verano, le comenta a otro:
- ¡El termómetro de mi casa marca una temperatura altísima!
- ¿Probaste ponerlo en el refrigerador?