La diferencia estriba, sr. monachita, en que en aquel caso, y según cuentas, el que insultaba se identificó personalmente como Fernandez Marín, es decir, con nombres y apellidos, mientras que en este caso el calumniador se esconde en el anonimato de un pseudónimo.
¿Ves la diferencia?
¿Ves la diferencia?