Salón de las Dos Hermanas, dentro del Palacio El Hamra, La Alhambra, GRANADA

El origen de su nombre tiene dos teorías:

La primera mantiene que procede de las dos losas centrales de mármol blanco de Macael que hay en el suelo, a ambos lados de la fuente central. Son exactamente iguales en tamaño, de hecho son las más grandes de toda la Alhambra, color y peso.
La segunda teoría, quizá más cierta, se refiera a las poesías escritas en los muros de esta sala. Una de ellas nos podría dar el origen del nombre:
La constelación de Géminis le extiende la mano en señal de amistad y la luna se acerca a ella para hablar en secreto.

Con lo que tendríamos los dos gemelos, Géminis, acercándose a la sala.

La sala fue destinada a las damas distinguidas y favoritas del sultán, que vivían con cierta independencia.

Sala de las dos Hermanas, Alhambra
Sala de las dos Hermanas, Alhambra

Tiene un mirador sobre la ciudad y se comunicaba directamente con los baños por una puertecita que hay a la izquierda.

A la entrada de este cuarto, al igual que ocurre en la Sala de los Abencerrajes, hay dos puertas pequeñas. Una, la de la derecha, da al “chanam” o harén alto. La de la izquierda es la entrada a un retrete.

Los musulmanes difundieron el uso del retrete con desagües por conducciones mucho antes que en el resto de Europa. El retrete en sí era una losa con un agujero alargado, pero contaban con lavadero y sistema de aireación independientes.

No obstante, no hay vestigios de cocinas en todo el harén, pues el árabe guisaba sobre anafres u hornillos portátiles y así desaparecía rápido el hollín y no permanecía el olor de comida.

En palacio se guisaba fuera para no mezclar el olor con el aroma de las flores.

LA CÚPULA
La cúpula de la Sala de las dos Hermanas es espléndida y cabe destacar los huecos que se hacen en ella, con lo que ofrece sensación de lejanía y movimiento, para de nuevo buscar el simbolismo de la bóveda celeste.

Cúpula de la Sala de las dos Hermanas, Alhambra
Cúpula de la Sala de las dos Hermanas, Alhambra

La cúpula de mocárabes es un prodigio de composición en sí misma, con 5.416 piezas exactamente.

La planta cuadrada de la sala se convierte en octógono en la parte alta por medio de una trompas, también de mocárabes, en las que se apoya el techo ochavado, el cual tiene dos ventanas altas en cada plano del octógono.

El efecto buscado con los mocárabes y la disposición de la iluminación era la sensación de movimiento que la luz imprime al techo según el ángulo en que incide en cada momento.

No hay dos segundos del día en que la cúpula tenga el mismo aspecto. Su eterna mutación dentro de la unidad se constituye en metáfora del cielo estrellado, girando en torno el Norte.

EL ZÓCALO
Un precioso zócalo de alicatados adorna la sala. Por sus reflejos metálicos y composición figura entre los más bellos y originales de toda la Alhambra.

Las piezas están decoradas con pequeños escudos. Alrededor de ellos se desarrolla el laberinto de líneas quebradas sin principio ni fin.

Zócalo de la Sala de las dos Hermanas, Alhambra
Zócalo de la Sala de las dos Hermanas, Alhambra

El contrapunto está en los motivos circulares de las jambas de arcos.

Por encima de este zócalo se extiende una bella qasida de Ibn Zamrak en caracteres cursivo-andalusíes que alude a la belleza de la sala, comparada con un jardín, y a la de la maravillosa cúpula de mocárabes que la cubre.

Yo soy el jardin que a la belleza adorna,

sabrás de mí si mi hermosura miras.

Al fondo de la sala se encuentra el Mirador de Lindaraja.