Pero ahora viene lo peor, PEPEPACO.
Por fin había conciliado el sueño, y estaba “güerto”, y digo esto porque estaba “güerto de espaldas” pa no pillarme la mano debajo, cuan de pronto se oyeron voces, y allá por la subía se veían tíos de verde y coches que subían con un pirulillo de luz en la baca. Vistos de lejos parecían ”un gusanillo de lú, que de poquiyo en poquiyo se proximaban.”
En éstas que llaman al portero automático de mi casa y les respondo:
- ¿Quién seis?
-No semos seis, que semos siete.
- ¿Y que deseáis?
- ¿Eres tú, Manué, alias Manué de Zoria?
- El mismo que viste y calza.
-Pues nosotros somos los civiles, que venimos a prendete.
- ¿Los cerriles?
- ¡Que no coño, los civiles, y abre ya la puerta!
Y suben. Está usted en su derecho y bla, bla, bla. Todo lo que diga usted, y bla, bla, bla.
(Y tos plegaos nos la piramos hasta el cuartelillo)
Por fin había conciliado el sueño, y estaba “güerto”, y digo esto porque estaba “güerto de espaldas” pa no pillarme la mano debajo, cuan de pronto se oyeron voces, y allá por la subía se veían tíos de verde y coches que subían con un pirulillo de luz en la baca. Vistos de lejos parecían ”un gusanillo de lú, que de poquiyo en poquiyo se proximaban.”
En éstas que llaman al portero automático de mi casa y les respondo:
- ¿Quién seis?
-No semos seis, que semos siete.
- ¿Y que deseáis?
- ¿Eres tú, Manué, alias Manué de Zoria?
- El mismo que viste y calza.
-Pues nosotros somos los civiles, que venimos a prendete.
- ¿Los cerriles?
- ¡Que no coño, los civiles, y abre ya la puerta!
Y suben. Está usted en su derecho y bla, bla, bla. Todo lo que diga usted, y bla, bla, bla.
(Y tos plegaos nos la piramos hasta el cuartelillo)