Para identificar los nuevos radio-elementos, HAHN y su colaborador FRITZ STRASSMANN (1902) (foto derecha: Hahn y Meitner) acudieron a los procedimientos clásicos de precipitación y cristalización fraccionadas. Sin embargo, cuando trataron de separar el nuevo radio-elemento del bario —empleado como elemento de arrastre—, fracasaron todos sus esfuerzos.
Ante la imposibilidad de realizar la aludida separación, HAHN y STRASSMANN terminaron por admitir, tras muchas vacilaciones, que el núcleo de uranio bombardeado por neutrones, en lugar de limitarse emitir partículas de pocas masa, se habría quebrado en gruesos fragmentos, de los cuales uno sería posiblemente el núcleo del bario y el otro probablemente el del kriptón.
Ante la imposibilidad de realizar la aludida separación, HAHN y STRASSMANN terminaron por admitir, tras muchas vacilaciones, que el núcleo de uranio bombardeado por neutrones, en lugar de limitarse emitir partículas de pocas masa, se habría quebrado en gruesos fragmentos, de los cuales uno sería posiblemente el núcleo del bario y el otro probablemente el del kriptón.