De las sustancias examinadas por FERMI, más de cuarenta se revelaron transmutables por la irradiación neutrónica. Así los muros del núcleo se habían abierto al intruso neutrón. Mas, seis meses después de sus primeros ensayos de bombardeó neutrónico, FERMI y su equipo, guiados por un azar benévolo, realizaron un descubrimiento de excepcionales alcances. Al procurar mejorar el rendimiento de las transmutaciones, notaron que la intensidad de la activación como función de la distancia a la fuente, presentaba anomalías que dependían —así parecía— de la materia que rodeaba a la fuente neutrónica.