Las mandíbulas de los Crocodilios son lo bastante fuertes al cerrarse como para aplastar los huesos de animales pequeños, pero tan débiles a la hora de abrirse, que es posible impedir que lo hagan manteniéndolas cerradas con la mano. Dado que los Crocodilios flotan casi totalmente sumergidos, las únicas partes visibles cuando acechan a sus presas son los orificios nasales, los ojos y parte del dorso. Son los reptiles más ruidosos que existen y emiten sonidos que oscilan entre siseos y aterradores rugidos y bramidos, casi siempre durante la época de apareamiento. En tierra, estos animales se mueven rápidamente por medio de un movimiento de gateo, pero también pueden caminar a cuatro patas, como los mamíferos.