Están dos locos con cigarrillos en la boca, listos para fumarlos. Uno de ellos toma un fósforo, lo raspa y no enciende: toma otro, lo raspa y tampoco enciende. Así, va tomando varios y ninguno enciende. Por fin, raspa uno y enciende. Pero, el demente lo apaga.
- ¿Por qué lo apagaste? —pregunta el otro orate.
- Lo guardé, porque ese es de los buenos.
- ¿Por qué lo apagaste? —pregunta el otro orate.
- Lo guardé, porque ese es de los buenos.